viernes, 20 de noviembre de 2009

Domingo Cristo Rey. 22 de Noviembre de 2009


PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel 7, 13-14
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin



MEDITACIÓN
Para comprender el texto hemos de tener presente el género literario y la visión en la cual se inserta este pequeño fragmento.
Nos encontramos ante un relato apocalíptico que busca interpretar el sentido profundo de los acontecimientos de una forma esquemática y ficticia, sirviéndose para ello de elementos simbólicos.
Así el fragmento se encuentra insertado dentro de la “visión de las bestias” (Daniel 7). En ella todas las etapas históricas son juzgadas por Dios.
De lo profundo del mar, elemento caótico, hostil y fuente del mal, donde habitan las bestias salvajes, surgen cuatro bestias, es decir, cuatro imperios: Babilonico, Medo, Persa y helénico. De éste último, tras la muerte de Alejandro Magno, surge un reino, pequeño en un principio, fuerte tras desembarazarse de los reinos enemigos, Antioco.
Todos ellos son juzgados, surgiendo del lugar donde habita Dios, el Hijo del Hombre. Éste entra en oposición con las bestias, a diferencia de ellas viene sobre las nubes del cielo y su poder no es temporal sino eterno. Su rostro no provoca terror y horror, sino una gran paz, pues a diferencia de las bestias, es un hombre.
Así la profecía anuncia la venida de Jesucristo. Al final de los tiempos y tras la tribulación y cataclismo universal aparecerá en el cielo, sobre las nubes, el Hijo del hombre, quien se presentará con gran poder y gloria (Mt 24, 29-31).
Así el texto nos invita a no colocar nuestra confianza en los poderes políticos, unos suceden a otros, ninguno lleva a la paz y todos son temporales. Para el junior, al mirar la historia desde la Palabra de Dios, la contempla sabiendo que ésta camina hacia el juicio divino y al mirar el presente sabe que el único que puede construir una sociedad justa, es Cristo. A nosotros nos corresponde anticipar con nuestra vida, entregada a Éll y a los demás, su reino de amor.
Tomado de: Missa Dominical, Lectio Divina y www.mercaba.org


SALMO

Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;mi suerte está en tu mano.Tengo siempre presente al Señor,con él a mi derecha no vacilaré. R/.Por eso se me alegra el corazón,se gozan mis entrañas,y mi carne descansa serena.Porque no me entregarás a la muerte,ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/.




MEDITACIÓN
3 lecturas.
Con Israel: nos encontramos ante un himno al Señor Rey por su victoria sobre las fuerzas del mal y la fundación del orbe.
Con Jesús: partiendo de la visión simbólica de las fuerzas de destrucción podemos contemplarlas en la violencia desatada contra Jesús: contra la persona, el prestigio, el mensaje, los milagros. Frente a esta violencia se alza la victoria de la resurrección por la cual es exaltado y constiuído rey universal. Una escena en la que se narra la victoria de Jesús sobe las aguas le encontramos en Mateo 8,24, cuando calma la tempestad. El es el Señor del mar, del caos.
Con los juniors: la persona de Jesús constituye el centro del movimiento junior. Rezar este salmo es contemplar a quien reina en nuestra vida, es descubrir en Él la razón de la propia existencia, sus mandatos, proclamados en el Evangelio son fieles y seguros.
Tomado de Luis Alonso Schökel y Ceciia Carniti. Salmos II. Verbo Divino.

CARLOS VALLÉS. BUSCO TU ROSTRO.
EL SEÑOR DE LAS AGUAS
Contemplo con temor reverente el espectáculo eterno de las olas enfurecidas de un mar en rebeldía que se abaten sin tregua sobre las rocas altaneras del acantilado inmóvil. El fragor creciente, la marea en pulso, el choque frontal, la furia blanca, la firmeza estatuaria, la espuma rabiosa, el arco iris súbito, la omnipotencia frustrada, y las aguas que retroceden para volver a la carga una y otra vez. Nunca me canso de contemplar el poder del mar, el abismo original donde se formó la vida, la profundidad secreta, el palpitar incansable, la oscura transparencia, la extensión sin fin. Imagen y espejo del Señor que lo hizo.
«Más que la voz de aguas caudalosas, más potente que el oleaje del mar, más potente que el cielo es el Señor».
Adoro tu poder, Señor, y me inclino en humildad ante tu majestad. Me regocijo al ver destellos de tu omnipotencia, al verte como Dueño absoluto de la tierra y del mar, porque yo lucho en tu bando, y tus victorias son mías. Aumenta mi confianza, mi valor y mi alegría. Mi Rey es Rey de reyes y Señor de señores. Mi vida es más fácil, porque tú eres Rey. Mi futuro está asegurado, porque tú reinas sobre todos los tiempos. Mi salvación está conseguida, porque tú, Dios omnipotente, eres mi Redentor. Tu poder es la garantía de mi fe.
Me gusta contemplar el mar, porque me habla de tu majestad, Señor.
«El Señor reina, vestido de majestad».
Carlos G. Vallés. Busco tu rostro. www.mercaba.org


SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5-8 Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre.A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.Mirad: El viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén.Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.»



MEDITACIÓN
El texto que nos presenta la liturgia este domingo pertenece a los primeros versículos del Apocalipsis Tras el saludo de Juan a la comunidad ésta acoge su mensaje y responde alabando directamente al Cristo, autor de salvación, Amante, Libertador y Glorificador. A él se ridirigen las oraciones y cantos. Jesucristo se muestra como “Aquel que nos ama”, no en pasado sino en presente pascual, celebrativo. Tanto el vidente como la comunidad se sienten amados y entienden el drama final como encuentro de amor que dirige a las Bodas (Ap 21-22). Este amor es donación. Si en el Antiguo Testamento la sangre de las ovejas ofrecida ante el altar de Dios liberaba del pecado, ahora es la sangre de Cristo nos libera. Él es quien nos ha hecho sacerdotes, cumpliendo la promesa del Sinaí (Exodo 19,6) y de Isaías (16, 6).
La comunidad se pone en las manos de Cristo amante y redentor, devolviendo a Dios la gloria y el poder. Jesucristo viene no como un desconocido sino como el que nos ama y libera y siguiendo la profecía proclamada en la primera lectura (Dn 7, 13).
No es fácil desentrañar esta lectura, si bien, Xavier Picaza nos ha ayudado. Aún así recordemos lo fundamental: la centralidad de Jesucristo, Él es el comienzo y el final. Apliquémoslo a nuestra vida. En su origen estaba Cristo, pues antes de existir ya nos amaba el Padre en Él y el final de nuestra existencia terrena, si somos fieles, es el abrazo de amor con Jesucristo. Entre el nacimiento y la muerte vivimos gracias a Él, quien no sólo nos ha perdonado los pecados sino que, por el bautismo, nos ha hecho sacerdotes, nos ha introducido en el espacio de Dios. Y Él es el origen, la identidad y la finalidad de movimiento junior.

Obra consultada: Xavier Picaza. Apocalipsis. Verbo Divino.




EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según san Juan 18, 33b-37
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:
— «¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mi?.»
Pilato replicó:
— «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho? .»
Jesús le contestó:
— «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
Pilato le dijo:
— «Conque, ¿tú eres rey?»
Jesús le contestó:
— «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.» .



MEDITACIÓN
Esta perícopa representa el centro teológico joáneo, en ella descubrimos dos conceptos diferentes de realeza: el concepto político-militar de Pilato y político-teocrático de Anás y los judíos. Ellos son el significado que da el mundo a la realeza, al poder sobre los demás, amparado en la fuerza de unas leyes, unos ejércitos o una clase sacerdotal que domina al pueblo.
Frente a este concepto se presenta Jesús, atado, cautivo en manos de los judíos y romanos. Él ofrece otra realeza. Él, que es el único Dios, el realmente poderoso frente a los reinos de este mundo, a las bestias que nos presentaba el profeta Daniel, se presenta ante quien aparentemente tiene el poder, como Rey, pero de un reino que no pertenece a otra esfera, no es de este mundo, por eso puede dejarse aplastar por el reino de este mundo y vencer. Jesús es verdaderamente rey, pero no de aquí abajo, donde el poder impone su dominio mediante la fuerza de la violencia, el miedo, la mentira.
Jesús es el Rey que ha venido a reinar mediante la verdad, una verdad que se ofrece al ser humano con la fuerza desconcertante de la cruz.
Y a nosotros nos corresponde acoger a este rey, diferente del mundo, no como se acoge a los reyes de este mundo, sólo externamente, sino acogiéndolo en la profundidad de nuestra vida, escuchándole, dejándose llevar por la verdad que no es un concepto, sino una persona: Jesucristo.


REVISIÓN DE HECHOS DE VIDA
VER:
En el corazón del ser humano anida el deseo de tener, disfrutar y el más peligroso de todos, poder. A veces de niños soñamos ser padres para poder mandar y que nadie nos mandase, la realidad cuando se ha llegado a la paternidad es más bien la contraria, los padres son quienes sirven y obedecen a sus hijos desde el nacimiento. Lo mismo nos ha ocurrido en la escuela, la catequesis, el centro junior, el equipo de futbol,… soñar ser maestro, catequista, educador, entrenador,… para tener un grupo al que mandar y que obedeciese. El ansia de poder está dentro del corazón del hombre y la mujer, presentándose como un medio para ser alguien.
JUZGAR:
Jesús siendo el Hijo de Dios tiene todo el poder. Así la Palabra de Dios cuando anuncia el final del mundo y la historia, le presenta a Él como Hijo del Hombre que viene a salvar a los justos, Juez que juzgará el mundo, la historia y cada persona, Señor del Cielo y la tierra que vendrá el último día a tomar posesión de su reino.
Y Él es Señor y lo manifestó en su vida terrena, apaciguando las tempestades, sanando a los enfermos, resucitando a los muertos. Durante este año litúrgico que concluye el evangelista Marcos nos lo ha presentado así, como Señor a quien se le someten las fuerzas indomables por el hombre de la naturaleza y el demonio, a cuya voz abandona a los endemoniados y cuyo poder sobre la vida de la persona es frenado por Jesús, quien libera del pecado, el sufrimiento y la muerte. Pero porque tiene poder y es libre su forma de ejercerlo es diferente a como lo ejercen aquellos que tienen responsabilidades en la sociedad, es desde el servicio y la entrega a los demás. Así nos lo presenta el evangelio de este domingo. El Cristo Rey a quien hoy celebramos no aparece en el evangelio triunfante, con corona de oro, cetro y trono, sino aparentemente sometido al poder religioso, político y militar de su tiempo.
ACTUAR.
Y nosotros, ¿cómo entendemos el poder en la pequeña porción de la Iglesia que es la parroquia y el Centro Junior? ¿Asumimos con gozo una Iglesia sin poder, al servicio de la sociedad, comprometida con las víctimas y los que no cuentan para los poderosos? ¿realmente a quién preferimos a Pilato o a Cristo?





ORACIÓN AL COMIENZO DE LA REUNIÓN

AMBIENTACIÓN:
Elementos presentes siempre en las oraciones: cruz de San Damián (Togo), icono de la Virgen María, Biblia, cartel y vela encendida.

Signo de esta semana: en el centro un sillón y un taburete o silla destartalada.

Preparación: les invitamos a contemplar la escena y les preguntamos que piensen realmente lo que representan el sillón y el taburete. Si entrase en rey, presidente del gobierno, gerente de una importante empresa, presidente de un gran equipo de fútbol,… ¿dónde se sentaría y dónde le invitaríamos a sentarse? Imaginemos que tenemos que elegir para sentarnos el sillón o el taburete, la elección se basa en el lugar que ocupamos como educadores, ¿en cuál de los dos merecemos sentarnos?

Proclamación del Evangelio: leemos el Evangelio del domingo. Podemos proyectar el powerpoint de este domingo, de nuevo recurrimos a la web de las benedictinas de Cataluña donde ofrecen materiales audiovisuales muy interesantes.

Interiorización: Jesús está sentado a la diestra del Padre, ocupa desde siempre el trono de Dios, sin embargo en su vida terrena, ¿dónde se sentó?
Puesta en común: Cada uno expone los momentos en los que Jesús se mostró, siendo el Rey del Universo, como el esclavo y servidor de todos.

Gesto: Colocamos en el taburete la Cruz y el icono de la Virgen María, si cabe encima también la Biblia y la vela. Cristo nos habla desde el lugar que ocupan los humildes, los que se sientan en los puestos menos “dignos”. Pasamos ante él, bien nos arrodillamos o nos postramos, permaneciendo en silencio, adorando a quien es nuestro Dios.


Oración final: Terminamos rezando el Padrenuestro, fijándonos en la frase “venga a nosotros tu Reino”.



GUIÓN CELEBRACIÓN
Monición de entrada.
Queridos papás y músicos.
Hoy la Iglesia celebra a Jesús como Rey. Así cada vez que celebramos la misa decimos que Él es el Señor y lo aceptamos como la persona más grande que conocemos y amamos.
Hoy además celebramos a Santa Cecilia, la patrona de los músicos. Ella quería tanto a Jesús que prefirió morir antes que dejar de ser su amiga y ella nos enseña a amar a Jesús sobre todas las cosas.
Con la alegría de la música y de querer mucho a Jesús comenzamos esta misa.

Acto penitencial.

Por las veces que nos olvidamos de ayudar a los demás. Señor, ten piedad.
Por las veces que preferimos mandar a obedecer. Cristo, ten piedad.
Por las veces que nos olvidamos de rezar. Señor, ten piedad.

Monición a la Primera lectura.
Cada vez que en la misa se leen las lecturas es Dios quien nos habla a todos, a los niños y mayores. Sus palabras son para nosotros las más importantes que hay, porque vienen de Él y porque son verdad, tan verdad que muchos cristianos han dado la vida por obedecer lo que Dios nos enseña en la Biblia.

Homilía : colocamos un sillón y una silla, a ser posible pobre y destartalada. En el sillón pegamos frases (p.ej.: “soy el rey”, “yo mando”, “hago lo que quiero”,… y encima una corona, un cetro y un sobre vacío, cerrado o con la imagen de pilato. En la silla pegamos frases del evangelio (p.ej.: “no ha venido a que le sirvan”,…), una corona de espinas, una cruz y un sobre con la imagen de Jesús coronado de espinas. Les preguntamos a los niños sobre lo que ven. Seguidamente les invitamos a buscar a Jesús, intentando que abran primero el sobre del sillón. A partir de estos gestos les explicamos el evangelio. Si se celebra santa Cecilia lo relacionamos con ella, quien siendo una mujer rica optó por ser una mujer condenada a muerte, como los pobres y malhechores, siguiendo así a Jesús que siendo el Rey pasó por un condenado a muerte, la misma muerte que se aplicaba a los esclavos.

Preces:
Por la Iglesia, para que nos enseñe a querer a Jesús. Roguemos al Señor.

Por las personas que están tristes, para que se sientan queridas por Jesús. Roguemos al Señor.

Por los músicos de N., para que no se cansen y sean buenos músicos. Roguemos al Señor.

Por la N., para que Jesús les ayude en todo. Roguemos al Señor.

Por nosotros, para que seamos como los músicos, dispuestos a llenar de alegría nuestro pueblo. Roguemos al Señor.


ORACION
A ti, Cecilia
patrona de los músicos,

Te rogamos
por todos nuestros hermanos
que están sirviéndote en la música
Danos sabiduría y humildad,
danos un corazón como el tuyo,
que amó hasta dar la vida
por quien es el Amor, Jesucristo.

Te pedimos especialmente
por los que estan
continuamente viajando
y lejos de sus familias,
protegeles y llevales con bien.

Te pedimos que nos proveas
en todas nuestras verdaderas
necesidades , espirituales y materiales.

Que nunca nos falte el pan,
por el honor de tu nombre.

Te pedimos por los hermanos músicos
que han perdido la ilusión
por servir a la sociedad,
llenando
las calles, las iglesias, los auditorios
con el son de sus instrumentos,
componiendo obras musicales
que elevan el espíritu.

Guardanos y protegenos
de la división.
Guardanos como a las niñas
de tus ojos,
y a la sombra de tus alas
escondenos.
Te pedimos
que nuestra labor
sea profunda y fructífera.

Queremos dar los frutos
que nuestro Señor quiere,
no mas y no menos
que el fruto en abundancia
que Él quieres, para así darle la gloria,
y alegrar su corazón de Padre.

Te ofrecemos nuestro corazón
y nuestra vida,
nuestros 5 panes
y 2 peces.

Con todo nuestro amor,
pues amamos al Padre,
a su Hijo Jesucristo
y al Espíritu,
inspirador de la belleza
y la armonía.
Queremos amarle cada día
que Él sea nuestra melodía,
la que nos llena de paz
cuando los ruídos turban
nuestro corazón,
la que eleva a la eternidad
nuestras notas.

Cecilia,
patrona nuestra,
intercede por nosotros
y en especial por nuestra banda,
la N. [nombre de la asociación]
de N. [nombre del pueblo o barrio],
para que cada día
seamos mas semejantes
a la Familia de Nazaret
y como ella
ayudemos en la convivencia,
el progeso cultural
y el crecimiento en la fe
de nuestro pueblo.

http://www.cristomania.com/cafe/oraciones/default.htm

Imagen de Santa Cecilia en el altar de su basílica en el Trastevere.

COMENTARIOS AL EVANGELIO


SIEMPRE EN EL CORAZÓN DE CRISTO
En la eucaristía y en los pobres nos visita… ¡El Rey!

A un pobre, juzgado por sanedrines teocráticos y magistrados imperiales, condenado por todos, ajusticiado como blasfemo, como esclavo y criminal, y sellado en un sepulcro para enterrar allí con su cuerpo también su memoria, a ese pobre los cristianos lo celebramos en la liturgia de cada día, que es lo mismo que decir, lo recordamos con agradecimiento y con fiesta, y hoy lo declaramos, no sólo nuestro Rey, sino El Rey del universo, ¡El Rey!
Interrogado por el procurador romano: ¿Eres tú el rey de los judíos?, Jesús de Nazaret, un hombre despojado de todo poder, un acusado a quien todos podían escupir y despreciar, humillar y atormentar, responde: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
Ese hombre, Jesús, con su púrpura de burla, su corona de espinas, su trono de crucificado, ése es el Rey ante quien nosotros nos inclinamos, henchidos de luz los ojos, henchido de gozo el corazón; ése es el Rey a quien hoy aclamamos diciendo: El Señor reina, vestido de majestad.
En ese hombre, en ese pobre, en su abandono, en su debilidad, reconocemos el amor que da consistencia al universo, la fuerza que lo mueve; en ese retoño sin aspecto que pudiéramos apreciar, en ese desecho de hombre, reconocemos al Hijo más amado, en quien el Padre quiso fundar todas las cosas: Así está firme el orbe y no vacila.
En ese crucificado reconocemos a Aquel que nos amó y nos liberó de nuestros pecados y nos ha convertido en un reino, y nos ha hecho sacerdotes de Dios.
De ese hombre nos fiamos. A ese Rey le abrimos de par en par las puertas de nuestra vida
Sea que lo recibamos resucitado y humilde en la divina eucaristía, sea que lo recibamos herido y necesitado en el cuerpo de sus pobres, es siempre el Rey quien entra en nuestra vida, es el Señor quien se sienta como rey eterno, es el Señor quien bendice a su pueblo con la paz.
Pero éstas son sólo cosas de la fe, misterios que la fe revela, alegría que ella pone en el corazón, luz que ella enciende en la mirada. El milagro de la fe nos permite ver al Rey, recibirlo y abrazarlo en la Eucaristía y en los pobres.
Remitido por el autor. También en www.religiondigital.com


Celebramos el último domingo del Año Litúrgico, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Preguntado por Pilatos, Jesús afirma: “Sí, soy Rey”. Este lenguaje de la realeza en Jesús, a veces mal comprendido, no pretende imponer un estilo de “estar Jesús entre nosotros como los reyes de este mundo”. Se trata de reforzar una idea clave: sobre el mundo, sobre la vida y la muerte, hay alguien que domina, Dios y su enviado Jesucristo.
Porque como dice el libro del Apocalipsis, el Señor que viene es “Alfa y Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso”. Así lo confirma también el profeta Daniel: “Su poder es eterno y su reino no acabará”.
Este poder real de Jesús, el Salvador del mundo, no es motivo de miedo o sumisión irracional sino causa de ilusión y esperanza gozosa: Con este mensaje comprendemos que hay algo más allá del caos o el sin sentido, algo eterno que acepta los cambios pero que impide la destrucción total: Jesús, hombre como los hombres, Hijo de Dios, que reinando sobre el Universo y la muerte, nos espera en un abrazo de vida eterna.
Un Rey que tiene señorío sobre la vida y la muerte y que nos aguarda al final de la vida para hacer un balance y Juicio Final. Jesús explica, en otro pasaje del evangelio, el motivo de la justificación o la condena: quien ha amado y ha visto el rostro de Dios en el pobre, será salvado por el Amor de Dios; quien no ha amado y vivió en egoísmo, buscó su propia condena.
Por ello, recomienda: “Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. EXAMINADOS DEL A M O R ¡Al final de la vida seremos examinados del amor! dice el místico Juan de la Cruz. Sabemos, pues, la pregunta del examen y estamos invitados a practicar cada día su ejercicio para entrar triunfantes con Jesús en su Reino. Dios, que nos amó primero, nos ha librado del pecado y la perdición por la muerte de su Hijo Jesucristo que ahora, constituido en Rey del Universo, se nos ofrece como fuente generosa de salvación.
Alfonso Crespo, sacerdote
http://www.diocesismalaga.es/index.php?mod=evangelio


JOSÉ ANTONIO PAGOLA

No todos los que han abandonado la práctica religiosa tienen la misma postura ante Dios. Algunos rechazan todo contacto con lo religioso; Dios les resulta un ser incómodo y amenazador del que prefieren prescindir. Otros viven absolutamente despreocupados de estas cosas; les basta con ir resolviendo los problemas de cada día; Dios no tiene sitio en su vida. Hay, sin embargo, un número creciente de no practicantes en los que comienza a despertarse una inquietud religiosa.
No es fácil expresar lo que sienten ni lo que buscan. Ciertamente no están pensando en volver al cristianismo que un día conocieron y que, por una razón o por otra, han abandonado. Su búsqueda se sitúa ahora a otro nivel diferente. Andan detrás de algo que ni ellos mismos aciertan a definir con precisión.
Lo que conocen de la Iglesia les parece excesivamente complicado. El lenguaje eclesiástico les resulta difícil. Tampoco les convence mucho la vida de otros cristianos practicantes que conocen. Pero sienten la necesidad de algo que dé más coherencia y más sentido a su vida.
En el fondo de todo está la cuestión de Dios. La mayoría no duda de que Dios existe. Pero, ¿cómo es ese Dios del que la Iglesia habla tanto? ¿Es un Dios terrible y peligroso del que uno no se puede fiar nunca del todo? ¿Es un Dios bueno que entiende nuestra debilidad y busca siempre solo nuestro bien?
Pero, ¿con quién hablar de todo esto? Al que se ha alejado de la Iglesia no se le hace fácil acercarse a un sacerdote. Es normal. Si al menos pudiera hablar con toda confianza con algún amigo creyente. Porque es bueno escuchar la experiencia de alguien que vive gozosamente su fe para aclarar equívocos, deshacer prejuicios o exponer las propias dudas.
En cualquier caso, lo importante son los pasos que uno mismo va dando por dentro. Hay preguntas que es bueno contestar: ¿Por qué he abandonado yo el contacto con lo religioso? ¿Me ha hecho bien alejarme de Dios? Ahora sé lo que es vivir de espaldas a la fe, ¿quiero terminar así mi vida? ¿No necesito encontrarme con un Dios Amigo?
¿Se puede rezar? Hay personas que se alejaron hace mucho de todo esto, pero tampoco tienen nada contra Dios. En este momento no sabrían cómo rezar; han olvidado las palabras del Padre Nuestro; no les sale ninguna oración. ¿Es difícil decir a Dios: «Tú me conoces y me entiendes. Ayúdame a vivir. Enséñame a creer»?
Puede parecer algo trivial y, sin embargo, una invocación sincera a Dios puede significar un cambio interior importante. Las palabras de Jesús son alentadoras: «Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»
http://svicentemartir-abando.org/ordinario_b/cristo_rey/pagola.htm





SANTOS NIÑOS. BEATOS FRANCISCO Y JACINTA
Nuestro santo nació en Cracovia el 3 de Octubre de 1458. Sus padrs fueron el rey Casimiro IV Jagellón, soberano de Plonia y de Lituania y la hija del emperador Alberto II, Isabel de Austria.
Como ocurre muchas veces, la presencia de un buen sacerdote condiciona la santidad de la persona. Así tuvo como preceptor a Juan Dlugosz, canónigo de Cracovia, quien infundió en el joven el amor al estudio, la piedad y el sentido de reponsabilidad moral, tres rasgos que marcaron su vida.
En 1471 los húngaros, descontentos con su rey, pidieron al rey de Polonia que les enviara a su hijo Casimiro como nuevo rey. A pesar de no gustarle la idea obedeció y partió hacia la frontera húngara, acompañado por el ejército. Sin embargo al llegar los húngaros se habían reconciliado con su rey, preparándose para resistir al ejército de Casimiro si invadía el país. Por otra parte el mismo papa Sixto IV había pedido a su padre que respetase a este pueblo. Por este motivo y en contra de la voluntad del rey decidió no invadir Hungría. Aquello representó para el joven príncipe ser recluído en el castigo de Dobzki durante varios meses, entregándose a la vida religiosa.
Desde los 17 años ayudó a su padre en los asuntos de estado, que compaginó con una vida de piedad, atención a los pobres, amabilidad, humildad, prudencia, austeridad y penitencia. A ella acompañó el deseo de no casarse, renunciando en 1483 al matrimonio con la hija del emperador Federico III de Austria.
Enfermo de tuberculosis murió en el castillo de Grodno el 4 de marzo de 1484 con 25 años de edad. Aquellos últimos días su rostro se fijó en el crucifijo y sus labios invocaron a la Virgen María


CATEQUESIS DEL PAPA
La reforma cluniacense
Queridos hermanos y hermanas:
Esta mañana quiero hablaros de un movimiento monástico que revistió gran importancia en los siglos de la Edad Media, y al que ya me he referido en catequesis anteriores. Se trata de la Orden de Cluny, que, a comienzos del siglo XII, en el momento de su máxima expansión, contaba con cerca de mil doscientos monasterios: ¡una cifra verdaderamente impresionante! En Cluny, hace mil cien años, en 910, gracias a la donación de Guillermo el Piadoso, duque de Aquitania, se fundó un monasterio que se encomendó al abad Bernón. En aquel tiempo el monaquismo occidental, que había florecido algunos siglos antes con san Benito, sufría una fuerte decadencia por diversas causas: las condiciones políticas y sociales inestables, debidas a las continuas invasiones y devastaciones de pueblos no integrados en el tejido europeo, la pobreza generalizada y, sobre todo, la dependencia de las abadías de los señores locales, que controlaban todo lo que pertenecía a los territorios de su competencia. En ese contexto, Cluny representó el alma de una profunda renovación de la vida monástica, a fin de reconducirla a su inspiración originaria.
En Cluny se restableció la observancia de la Regla de san Benito con algunas adaptaciones ya introducidas por otros reformadores. Sobre todo se quiso garantizar el papel central que debe ocupar la liturgia en la vida cristiana. Los monjes cluniacenses se dedicaban con amor y gran esmero a la celebración de las Horas litúrgicas, al canto de los Salmos, a procesiones tan devotas como solemnes y, sobre todo, a la celebración de la santa misa. Impulsaron la música sagrada; quisieron que la arquitectura y el arte contribuyeran a la belleza y solemnidad de los ritos; enriquecieron el calendario litúrgico con celebraciones especiales como, por ejemplo, a principios de noviembre, la Conmemoración de los fieles difuntos, que también nosotros acabamos de celebrar; incrementaron el culto a la Virgen María. Los monjes de Cluny otorgaban tanta importancia a la liturgia porque estaban convencidos de que era participación en la liturgia del cielo. Y se sentían responsables de interceder ante el altar de Dios por los vivos y los difuntos, puesto que muchísimos fieles les pedían con insistencia que los recordaran en la oración.
Por otro lado, esta era precisamente la finalidad con la que Guillermo el Piadoso había querido que naciera la abadía de Cluny. En el antiguo documento que atestigua su fundación, se lee: "Establezco con este don que en Cluny se construya un monasterio de regulares en honor de los Apóstoles san Pedro y san Pablo; que en él se congreguen monjes que vivan según la Regla de san Benito (...); que allí sea frecuentado un venerable refugio de oración con votos y súplicas; que allí se busque y se aspire con todo deseo e íntimo ardor la vida celestial; y que asiduamente se dirijan allí al Señor oraciones, invocaciones y súplicas".
Para salvaguardar y alimentar este clima de oración, la regla cluniacense subrayó la importancia del silencio, a cuya disciplina los monjes se sometían de buena gana, convencidos de que la pureza de las virtudes, a la que aspiraban, requería un recogimiento íntimo y constante. No sorprende que muy pronto la fama de santidad envolviera al monasterio de Cluny, y que muchas otras comunidades monásticas decidieran seguir sus costumbres. Muchos príncipes y Papas pidieron a los abades de Cluny que difundieran su reforma, de manera que en poco tiempo se extendió una tupida red de monasterios vinculados a Cluny o por auténticos vínculos jurídicos o por una suerte de afiliación carismática. De este modo se iba delineando una Europa del espíritu en las diferentes regiones de Francia, en Italia, en España, en Alemania y en Hungría.
El éxito de Cluny se debió ante todo a la elevada espiritualidad que allí se cultivaba, pero asimismo a otras condiciones que favorecieron su desarrollo. A diferencia de lo que había sucedido hasta entonces, al monasterio de Cluny y a las comunidades que dependían de él se los eximió de la jurisdicción de los obispos locales y se los sometió directamente a la del Romano Pontífice. Esto conllevaba un vínculo especial con la sede de Pedro y, justamente gracias a la protección y el aliento de los Pontífices, los ideales de pureza y de fidelidad, que la reforma cluniacense quería buscar, pudieron difundirse rápidamente. Además, los abades eran elegidos sin ninguna injerencia de las autoridades civiles, a diferencia de lo que sucedía en otros lugares. Personas verdaderamente dignas se sucedieron en el gobierno de Cluny y de las numerosas comunidades monásticas dependientes: el abad Odón de Cluny, del que hablé en una catequesis hace dos meses, y otras grandes personalidades, como Emardo, Mayolo, Odilón y sobre todo Hugo el Grande, que desempeñaron su servicio durante largos periodos, asegurando estabilidad a la reforma emprendida y a su difusión. Además de Odón, se venera como santos a Mayolo, Odilón y Hugo.
La reforma cluniacense tuvo efectos positivos no sólo en la purificación y en un nuevo esplendor de la vida monástica, sino también en la vida de la Iglesia universal. La aspiración a la perfección evangélica representó un estímulo para luchar contra dos males graves que afectaban a la Iglesia de ese tiempo: la simonía, es decir, la adquisición de cargos pastorales comprándolos, y la inmoralidad del clero secular. Los abades de Cluny con su autoridad espiritual y los monjes cluniacenses que llegaron a obispos, algunos de ellos incluso a Papas, fueron protagonistas de tan imponente acción de renovación espiritual. Y no faltaron los frutos: el celibato de los sacerdotes volvió a ser estimado y vivido, y en la asunción de los cargos eclesiásticos se introdujeron procedimientos más transparentes.
Asimismo, fueron significativos los beneficios que los monasterios inspirados en la reforma cluniacense aportaron a la sociedad. En una época en la que sólo las instituciones eclesiásticas prestaban ayuda a los indigentes, la caridad se practicó con empeño. En todas las casas el limosnero tenía la obligación de hospedar a los viandantes y los peregrinos necesitados, a los sacerdotes y los religiosos que estaban de viaje y, sobre todo, a los pobres que acudían para pedir comida y un techo durante algunos días. No menos importantes fueron otras dos instituciones, típicas de la civilización medieval, promovidas desde Cluny: las llamadas "treguas de Dios" y la "paz de Dios". En una época fuertemente marcada por la violencia y por el espíritu de venganza, con las "treguas de Dios" se aseguraban largos periodos sin beligerancia, con ocasión de determinadas fiestas religiosas y de algunos días de la semana. Con "la paz de Dios" se pedía, bajo la pena de una censura canónica, que se respetara a las personas inermes y los lugares sagrados.
De este modo, en la conciencia de los pueblos de Europa se incrementaba el proceso de larga gestación que llevaría a reconocer, cada vez con más claridad, dos elementos fundamentales para la construcción de la sociedad, es decir, el valor de la persona humana y el bien primario de la paz. Además, como sucedía con las demás fundaciones monásticas, los monasterios cluniacenses disponían de amplias propiedades que hacían rendir diligentemente, contribuyendo así al desarrollo de la economía. Junto al trabajo manual, se llevaban a cabo también algunas actividades culturales típicas del monaquismo medieval como las escuelas para los niños, las bibliotecas y los scriptoria para la transcripción de libros.
De este modo, hace mil años, cuando estaba en pleno desarrollo el proceso de formación de la identidad europea, la experiencia cluniacense, difundida en amplias regiones del continente europeo, aportó su contribución importante y valiosa. Recordó la primacía de los bienes del espíritu; mantuvo viva la tensión hacia las cosas de Dios; inspiró y favoreció iniciativas e instituciones para la promoción de los valores humanos; educó en un espíritu de paz.
Queridos hermanos y hermanas, oremos para que todos los que se interesan por un humanismo auténtico y por el futuro de Europa sepan redescubrir, apreciar y defender el rico patrimonio cultural y religioso de estos siglos.



CARTA DE D. CARLOS, ARZ. DE VALENCIA

Lo habréis percibido en muchas ocasiones pero, por si no habéis reflexionado, quiero recordaros que el ser humano se realiza plenamente cuando es capaz de aprender a mirar desde diversas perspectivas. Hoy os propongo que practiquéis cuatro miradas, que son como cuatro pilares: hacia fuera, es decir hacia el mundo; hacia arriba, es decir mirada hacia la trascendencia; hacia dentro, es decir, hacia la interioridad; y hacia delante, es decir se mira el futuro. Por tanto son miradas al mundo, a la trascendencia, al interior de uno mismo y al futuro.
Y más que miradas son como cuatro movimientos esenciales que debe practicar el ser humano si quiere permanecer como humano. Movimientos que implican abrirnos al mundo (la naturaleza, los hombres), abrirnos al misterio de Dios, abrirnos a la íntima realidad humana y abrirnos al sentido de la historia total. Cuando no ejercemos estos movimientos al mismo tiempo, es fácil perder la esperanza. Y todo ello, porque la verdad del hombre habita en estos cuatro ámbitos: en lo exterior, en lo superior, en el interior y en el futuro. ¿Están los cuatro ámbitos en vuestras vidas? ¿Los cultivamos al mismo tiempo y al menos con la misma pasión? ¿Descubrimos que alguno de ellos genera una influencia mayor sobre los otros?
¿Qué es lo que está pasando en nuestra cultura en estos momentos? ¿Por qué hay desesperanza en nuestra cultura? Porque estos cuatro movimientos no se dan al mismo tiempo y, además, se margina u olvida alguno de ellos. Entre otras consecuencias, esto está provocando una profunda soledad que genera pesimismo y desesperanza. No podemos negar que en la cultura nuestra se percibe una profunda crisis de esperanza.
¿Dónde radica la raíz de esta desesperanza? Creo que en la separación de los tres mundos donde la existencia es real y donde se dan los cuatro movimientos o miradas: naturaleza, hombre y Dios. Cuando se separan, se niega alguno o se margina, viene la desesperanza. Más aún, creo que además no sólo se presenta cuando viene una separación sino también cuando se niega o no se atiende a las exigencias de alguno de esos tres mundos. Uno de esos mundos que se cuestiona o se niega o se vive como si no existiese, es Dios mismo, el Dios revelado en Jesucristo.
Esto provoca precisamente una crisis de fundamentos y que se ponga en interrogante si existe un arriba y un abajo, lo que hace que la desesperanza se precipite en la vida personal y en la historia de los hombres. Es terrible tener crisis de fundamentos, la vida resulta inaguantable, sin cimientos. La crisis de fundamentos produce crisis de verdad y de moralidad y, por qué no decirlo, la crisis de vida personal que es crisis de sentido, de soledad y de acompañamiento. ¡Cuantas situaciones de vacío!
La presencia del Dios que se nos ha revelado en Jesucristo, en la vida personal y en la historia de los hombres tiene una importancia capital para el presente y el futuro de la existencia humana. El tema de Dios no es secundario en la construcción de un mundo con esperanza. Hay algo que deseo decir con todas mis fuerzas: con la marginación de Dios de la conciencia del hombre y del horizonte de la sociedad se pone en cuestión el significado mismo de la vida humana.
Cuestionar a quien se nos ha revelado diciéndonos “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, es de tal trascendencia que nos podemos imaginar las consecuencias que trae. Y es que suprimidos los criterios objetivos de verdad y moralidad, ¿qué importancia tiene la vida humana? La importancia que le quieran dar quienes tengan el poder y la fuerza. La importancia de Dios en la existencia del hombre para crear futuro, para ser creativos, para tener esperanza, es definitiva.
Tenemos claros ejemplos en la historia del arte en la que observamos las mayores maravillas en los artistas que trabajaron delante de Dios, bajo su mirada. Por eso se dijo siempre que trabajaban para la eternidad. Y la contemplación de sus obras nos ayuda a vislumbrar destellos de la eternidad. Cuando los artistas retiran a Dios de su horizonte, ¿será posible hacer un arte semejante en grandeza, al que hemos conocido, sin la presencia de un testigo que es Dios mismo, ante quien se realiza la obra de arte con horizontes de eternidad y grandeza?
Por otra parte, sin la presencia de Dios, ¿qué es del prójimo? Con la parábola del buen samaritano, sin la presencia de Dios en el camino, peligra de una manera singular el prójimo. Peligró con el marxismo en Europa, que fue el último proyecto ético con pretensión de ultimidad y de universalidad. Pero hoy peligra por la absolutización del individualismo. Es más, hoy se quita de en medio al prójimo y se pone en el centro el individuo. Por eso, cuando se produce esto, el individuo egoísta se convierte en el centro del universo, sin estar dispuesto a ordenarse a ninguna meta comunitaria, ni a reconocer ningún valor absoluto, ni a elevarse a nada que le trascienda. La “sociedad del bienestar” aporta comodidades fragmentarias a unos segmentos de población, sin embargo, la sensación de íntima de soledad, el fracaso en el desarrollo personal, la fuga al mundo irreal de las drogas y la autodestrucción es una realidad amplia. Eso se está produciendo hoy en nuestra cultura. ¿Cómo no va a existir desesperanza? Así el ser humano pierde más esperanza, se sitúa más al margen de la esperanza porque no tiene a nadie a su lado que le entregue presente y el futuro manifestado en Jesucristo.
Os invito a tener la misma actitud que San Agustín para volver a la esperanza. ¿Cuál fue su actitud? Más que una actitud, fue la decisión de dejarse convertir por Dios, contemplando la condición humilde y encarnada del Dios cristiano. ¡Qué fuerza tiene siempre reconocer que es precisamente la humildad de Dios la que revela su gloria y que solamente el hombre que es como Jesús la descubre! ¡Qué expresión de tanta belleza la de San Agustín!: “yo no era humilde para reconocer por mi Dios al humilde Jesús, ni sabía de qué cosa pudiera ser muestra su flaqueza” (Confesiones, 7, 18, 24).
El pasado viernes quise estar un día entero acompañando a los internos del centro penitenciario de Picassent. Son personas que han sufrido la soledad, la marginación y la condena social por sus actos, pero a los que el mismo Jesús se dirigió desde la cruz con su mensaje de salvación, que no excluye ni al ladrón ajusticiado ni a la mujer condenada a muerte. Quien deja que se acerque a su vida Jesús y le sigue, sabe quién es Dios y quién es su prójimo, sabe que tiene que ser hombre para Dios y hombre para los demás, con los mismos gestos y actitudes que Jesús. Y sabe que la esperanza le acompaña siempre. Contemplar a Jesucristo es contemplar cómo se solidariza Dios con el hombre, desde un abajamiento de Dios a las criaturas, con la consiguiente elevación de la criatura a la dignidad de Dios. Donde Dios se hace debilidad y donde Dios se hace servicio, allí la igualdad tiene su cátedra, la bondad su norma, la compasión su medida. Jesús es quien da sentido a nuestras vidas, en todo tiempo y lugar, en medio de la prisión de Picassent y en las calles de la libertad. Aprender a sostener las cuatro miradas de las que os he hablado hoy nos da la plena perspectiva del ser humano que sacia su sed de eternidad.
Con gran afecto, os bendice
+ Carlos, Arzobispo de Valencia


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RESSÓ DE LA PARAULA.
Hem de transmetre la fe estimant, perquè Déu és l’Amor i la Veritat. Aquí, més que en altre lloc, mana la llei de la coherència entre el que diem i la manera de dir-ho. I no només per l’eficàcia que la coherència dóna a aquest anunci des del punt de vista testimonial, sinó per l’exigència del mateix missatge. De vegades s’ha explicat la coherència entre el que anunciem quan evangelitzem i la manera com ho fem, dient, per exemple, que «a ningú se li acudeix regalar una perla preciosa, embolicada en paper de diari» o «posar-li un marc de plàstic lluent a un quadre de Velázquez» o «fer la bandera del país amb draps bruts de fer la neteja»… Cada cosa demana el reconeixement de la seva dignitat.
Però aquests exemples no ens serveixen gaire per a entendre com hem de transmetre la fe. La perla, la pintura o la bandera, potser mereixen una dignificació del gènere propi, és a dir, d’acord amb el tipus de coses que són. Però a l’hora de triar la manera de transmetre la fe, què pot dignificar l’anunci del Déu Amor i Veritat? No es tracta de «fer amable» el que de per sí ja ho és… L’amor que ha d’acompanyar la transmissió de la fe té el seu rostre peculiar. Jesús ho va deixar ben clar als Dotze: «No prengueu res per al camí: ni bastó, ni sarró, ni pa, ni diners, i no us endugueu dos vestits. Quan entreu en una casa, quedeuvos-hi fins que deixeu aquell lloc. I si no us acullen, sortiu d’aquella població i espolseu-vos la pols dels peus com a acusació contra ells.» (Lc 9,1-5)
D’aquestes paraules els evangelitzadors, delerosos de trobar la manera més adient per a transmetre la fe en Déu Amor i Veritat, en treiem, si més no, quatre grans conseqüències:
—El Déu Amor i Veritat no vol ésser anunciat amb la seguretat que donen els recursos i la riquesa, sinó amb pobresa i abandó.
—Així mateix, no vol que l’apòstol triï la casa segons el seu afecte o la seva comoditat, sinó que accepti senzillament el lloc, sigui bo o dolent.
—Pel mateix motiu vol ésser proposat i anunciat, no pas imposat, de manera que el missatge pugui ser rebutjat.
—Tanmateix el pes, la vàlua i l’autoritat de l’anunci és tal, que qui el rebutja es tanca a l’Amor i a la Veritat.
Així doncs, no deixa de sorprendre’ns que el rostre i la figura de l’amor que hem de practicar per transmetre la fe és talment la pobresa. La pobresa és l’embolcall, el marc, el material i el llenguatge de l’amor. La pobresa en tant que despreniment de béns que donen seguretat; pobresa del qui accepta la casa o les circumstàncies que li toca viure; pobresa del qui no fa servir la coacció i el poder per convèncer; pobresa que permet retirar-se, deixant que la llum del missatge posi en evidència les tenebres del qui es tanca a l’Amor i la Veritat (com diria sant Joan: cf. Jo 3,18-19).
Tot té la seva lògica. Aquest vestit, aquestes maneres d’estimar en pobresa, foren les que va triar el mateix Déu, quan va decidir comunicar-se amb nosaltres. Encara més: no només va triar formes de pobresa, sinó que Ell mateix va esdevenir pobre. Com podem dubtar del camí per transmetre la fe?
Aviat encetem l’Advent i el Nadal. Ho veurem encara més clar i celebrarem amb goig que l’amor de Déu tingui aquest rostre.
† Agustí Cortés Soriano
Bisbe de Sant Feliu de Llobregat


SACERDOTES:
AÑO SACERDOTAL: D. JOSÉ BAU.
El sacerdote a quien dedicamos este número pertenece a ese grupo de curas rurales cuya labor en las parroquias tanto bien ha hecho.
Había nacido en plena huerta valenciana, en el camino de Torrent, concretamente en l’Alquería de Burguet. Ya de niño aprovechaba el tiempo libre para entrar en la Capilla del Cristo de la Fe y de la Virgen de los Dolores, retirándose a orar tres y cuatro horas.
Tras cursar estudios en el Seminario Conciliar y en el Colegio de Santo Tomás donde se entregó a la Virgen, mediante la esclavitud mariana promovida por S. Juan María Griñón de Monfort, fue ordenado sacerdote, celebrando la primera misa en Santa María de Jesús el 27 de Diciembre de 1891.
En Enero de 1892 fue nombrado coadjutor de Segart, una aldeita cercana al Monasterio de Santo Espíritu (Gilet) y a Sagunto. Allí pasaba las noches arrodillado ante el Santísimo Sacramento. Fueron diez años en los cuales vivió la hermosa labor de ser cura rural, sus fieles le consideraron un santo.
Habiendo opositado a párroco con la máxima calificación, pudiendo escoger entre las parroquias, llegó a recoger el nombramiento el último día, ejerciendo como párroco de Massarrojos desde 1902 a 1910.
Este año fue nombrado Director Espiritual del Colegio de Santo Tomás, pero además de esta labor, realizó trabajos catequéticos, fundó las Cofradías de la Penitencia, predicó en Albaida y Agullent, fundó la Asociación de los Sacerdotes de María, escribió los gozos al Cristo de los Prodigios, construyó la Capilla de la V. de los Desamparados en Moraira e impulsó la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados. Posteriormente fue nombrado párroco de S. Miguel y San Sebastián, director de las Operarias Doctrineras de Alacuas y Capellán de las Agustinas de Benicalap.
Fue un hombre que destacó de la predicación, alimentada por las largas horas de oración, la Palabra de Dios y los Santos Padres. Sus sermones, a diferencia de los de la época, eran de gran sencillez y riqueza en contenido doctrinal, llegando al corazón.
Por otra parte repartió todo lo que tenía entre los pobres, así cuando enfermó en1932 no tenía dinero para pagar las medicinas. El 22 de Noviembre murió santamente.


APUNTES VOCACIONALES
Llamada de Dios

Día 23 – El pueblo tiene hambre…

El pueblo no sólo tiene hambre de pan, que la tiene de muchas cosas que valen más que el pan. Tiene hambre de verdad, de cariño, de bienestar, de justicia, de cielo, y quizá, sin darse cuenta, de Dios… Hay que procurarle, junto y después del pan del cuerpo, el pan del alma. Hay que imitar al Maestro que reconoce el hambre del pueblo y después de hartar de pan, lo prepara para anunciar el otro pan que da la vida eterna.

Palabra de Dios Mc 6, 24-42


Día 24 - ¡Ser apóstol!, Dándose…

Ser apóstol, es llenarse hasta rebosar de Jesucristo, de su doctrina, de su amor, de su virtud, de su vida y mojar hasta empapar a todo el que nos toque o se nos acerque.
Jesús añadió un precepto nuevo: “amaos los unos a los otros como yo os he amado” y él nos amó dándose. Dar y darse todo a Dios y por Dios al prójimo, sin esperar nada en pago, ésa es toda la moral y la mística cristiana y ésa es la lección de da instante del maestro callado del sagrario.

Palabra de Dios Mc 9, 33-37


Día 25 - Con alegría

“Quisiera ser alguien que constantemente sirva al Señor con alegría, con una alegría alimentada por la fe, por lo que pueda acompañarme en todo lo que de desagradable, penoso y fatigosos contraríe o desbarate mis planes, sabiendo que lo que me hace feliz es servirle” (cf. II 2801)

Palabra de Dios Hch 8, 27-39


Día 26 – Con paz

El servir al Señor, aparate de otros muchos bienes, trae el mayor de todos que es la paz con Dios, con los hombres y con nosotros mismos. ( II 2915)

La paz de vivir el momento presente bajo la mirada de Jesús sacramentado, sabiendo que si es preciso, hasta un ángel enviará para librarnos de los enemigos que nuestra debilidad no pueda librarnos (I 1082)

Palabra de Dios Jn 14,27-30

Día 27 - Confiados

Yo creo que ha de empezar un sacerdote para su ministerio, mirando sólo a Cristo… Ese es el primer paso, asociarse a Cristo, entrar en compañía con él, enamorarse de él, quererlo con toda el alma… chiflarse de amor por él. Pues ya vendrá gente, ya vendrá dinero, por que quien tiene poder para ablandar corazones lo tiene más para ablandar bolsillos. Vendrán ingenios e iniciativas, porque el amor tiene grandes intuiciones, Vendrá constancia para no desmayarse ni ante las ingratitudes de los hombres, ni ante las pruebas de Dios.

Palabra de Dios 1 Tm 1, 9-12


Día 28- Siempre se es sacerdote

El sacerdote no tiene horas de sacerdocio como el empleado las tiene de oficina. Es sacerdote de día y de noche; en su casa y en la calle; en sus bromas y en sus seriedades; entre sus feligreses y entre sus amigos; entre sus negocios y en sus obras de celo. En una palabra, no es hombre y sacerdote, es sacerdote. (II 2238) y cuanto debe gozar el corazón del sacerdote de vivir sólo para dar a Jesús y darse con Jesús a los demás!!!!

Palabra de Dios Mt 24, 44-47
Día 29 – En nombre de Jesús

Porque por la ordenación su lengua es para hacer del pan y vino, carne y sangre de Jesús, y para hacer vivir a los demás de las Palabras de Jesús; sus ojos son para mirar y compadecerse al modo de Jesús, sus manos son para dar bendiciones, dirección a los caminantes, apoyos a los débiles, levantar a los caídos, pan a los hambrientos, abrigo a los desnudos, medicina a los enfermos… en nombre de Jesús. Sus pies son para ir siempre en seguimiento de las ovejas perdidas, su corazón para amar y perdonar, agradecer y volverse loco a lo Jesús y su cabeza para pensar en Jesús y con criterios de Jesús, conociéndolo y dándolo a conocer cada vez más y mejor. (II 2448-2449)

Palabra de Dios Mt 28, 16-20


http://www.seminariomenorvalencia.com/
CENTENARIO DE TERESA DE CALCUTA
4 ª semana (Noviembre 22 - 28 )
Palabras de la Sagrada Escritura.
Ved: ¡qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos! (Psalmo 133:1)
Que el Dios de la paciencia y del Consuelo os dé un mismo sentir entre vosotros, según Cristo Jesús. (Romanos 15:5)
Palabras de la Madre.
“Amemos a los demás, como amamos a Jesús. En el hogar de Nazaret se respiraba amor, unidad, oración, sacrificio y trabajo infatigable; pero, sobre todo, una profunda comprensión, mutua estima y permanente solicitud de todos por todos.”
“Mientras la Sociedad crece, acecha el riesgo de que el maravilloso espíritu de la familia vaya desapareciendo, y por ello cada uno de nosotros debe protegerlo y crear una vida de amor y unidad, de humildad y servicio que traiga frutos a cada uno de nosotros y a las personas a quienes servimos. Proteger este espíritu familiar de amor y unidad implica tener vida espiritual, de elevarnos y, que a través del buen ejemplo de una vida de oración y unión con Dios, animar y ayudarnos los unos a los otros para mantenernos fieles a nuestra vocación.”
“… mira más allá – mira y verás solo a Jesús y allí habrá paz, alegría, amor y todo lo contrario estará prohibido. Tened profundo respeto los unos por los otros., … Lo que tu tienes, yo no lo tengo; lo que tu puedes hacer, yo no puedo hacerlo; pero juntos podemos hacer algo maravilloso por Dios. Si queremos una Sociedad santa, nos necesitamos los unos a los otros… Necesitamos tener un corazón limpio para descubrir a Dios en los demás – revelándonos unos a otros que Dios nos ama.

NOTICIAS JUNIORS

ENCONTRE DE MONITORS
Los días 7 y 8 la Zona Montcabrer celebró el Segundo Encuentro de Monitores de F.M.
Con la experiencia adquirida el sábado por la mañana los más de cincuenta adolescentes, tras la oración y juego de presentación, participaron de forma rotatoria en las dinámicas. Éstas fueron cuatro entorno a la película Charlye y la Fábrica de Chocolate. Sobre ellas reflexionaron acerca de los valores de los personajes y la respuesta que da la fe cristiana a sus actitudes.
La tarde comenzó con la eucaristía concelebrada por el Vicario Episcopal D. José Antonio Varela y el Consiliario de Zona D. José Andrés Boix. Seguidamente continuaron las dinámicas.
Por la noche la oración y un juego fueron los momentos centrales.
Al día siguiente la oración de la mañana, una dinámica entorno a historias con sentido y la despedida concluyeron este encuentro, valorado muy positivamente por todos.
Este encuentro contó con la visita del Centro Junior BJOMA de Atzeneta, quien ha comenzado los trámites para incorporarse a Juniors m.d. y por tanto a las actividades de la Zona Montcabrer. Desde esta hoja les damos la bienvenida.


ZONA MONTCABRER
El lunes 9 se celebró en Muro la reunión de la Secretaría de Formación. En ella se revisó el Encuentro de Monitores de F. M. y se abordó la Primera Marcha Juniors al Montcabrer.
El lunes 16 se reunió el Consejo de Zona. En ella tras la oración y lectura del acta anterior, se abordó la incorporación del Centro Junior BJOMA. Seguidamente los delegados de cada centro informaron acerca del comienzo del curso, constantándose las dificultades para incorporar niños en Pacto, ante lo cual se valoró positivamente la propuesta de invitar personalmente a cada niño, visitando sus hogares. A continuación se informó sobre la cuota diocesana. Acerca de la Secretaría de Formación se presentó la Pujada al Moncabrer. En la reunión, además, fueron presentadas las cuentas de la zona, la reunión de consiliarios y la situación actual del Proyecto Togo, con la visita del misionero salesiano Pepe Guillem.
Finalmente se animó a asistir a la oración con el Sr. Arzobispo del día 11 de Diciembre en Canals.

Domingo XXXIII. 15 de Noviembre de 2009


PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Daniel 12, 1-3 Por aquel tiempo se levantará Miguel,el arcángel que se ocupa de tu pueblo:serán tiempos difíciles, como no los ha habidodesde que hubo naciones hasta ahora.Entonces se salvará tu pueblo:todos los inscritos en el libro.Muchos de los que duermen en el polvodespertarán:unos para vida eterna,otros para ignominia perpetua.Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento,y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas,por toda la eternidad.

MEDITACIÓN
Concluyendo el libro de Daniel, el profeta sitúa la escena en el final del reinado del rey Antíoco Epifanes, enemigo de Dios y de su pueblo. Es en ese momento cuando arrecia la lucha entre los justos y los necios, una lucha terrible contra el mal que provocará angustia y a la vez salvación. Pero en esos tiempos terribles el creyente sabe que no está sólo. Dios envía un ángel, Miguel, que defenderá a su pueblo. Por otra parte el Señor que conoce a los suyos y sus nombres los ha inscrito en el Libro de la Vida, no sólo enviará al arcángel para que los proteja sino que los salvará.
El siguiente fragmento, situado en el umbral del Nuevo Testamento, es uno de los más importantes del Antiguo Testamento sobre la resurrección de la carne. En ella, a diferencia de Macabeos, donde la resurrección se limita a los guerreros muertos en combate, en Daniel, ésta abarca a todos los justos y a los que enseñaron la justicia.
Así la lectura de hoy nos invita a descubrir los signos de la presencia de Dios en medio de las dificultades. El junior, que vive en un mundo donde no sólo se pretende retirar los crucifijos del ámbito público, sino además se persigue a los cristianos con películas donde se nos trata de criminales y enemigos de la cultura y la libertad, sabe que en medio de un mundo hostil a la fe de Cristo, no está sólo. Dios no olvida a aquellos que han sido, por el bautismo, inscritos en el libro de la vida, sino que envía cuida de ellos, envía signos de esperanza en medio de la lucha contra los Antiocos de nuestro tiempo.
Por otra parte nuestro ser junior no puede reducirse a este mundo, debemos vivirlo desde la esperanza en la resurrección, la mirada puesta en la otra vida, cuando resucitemos. Ello nos ha de llevar a buscar pertenecer al grupo de los justos, los que viven en sintonía con la voluntad de Dios, sabiendo que nuestra esperanza está más allá de la muerte.

SALMO

Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;mi suerte está en tu mano.Tengo siempre presente al Señor,con él a mi derecha no vacilaré. R/.Por eso se me alegra el corazón,se gozan mis entrañas,y mi carne descansa serena.Porque no me entregarás a la muerte,ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/.

MEDITACIÓN
4 lecturas.
Con Israel: este salmo pertenece a los llamados “salmos del huesped de Yahvé”. En ellos el hombre que ora vive en un mundo materialista, invadido por los cultos paganos, como la inmolación de niños a Moloc. No es fácil permanecer al margen de unas religiones cuyos adoradores viven en prosperidad, por eso, este hombre, miembro de una religión pequeña, necesita fijar su mirada en el Dios de Israel, confiar su corazón en el único capaz de iluminar la propia existencia.
Con Jesús:
El fiel o “hassid” es el amigo fiel de Dios, quien al dirigirse a su Amado experimenta la esperanza en un Amor que no puede permitir la corrupción de la muerte. Es evidente que este “hassid” es Jesucristo, quien ante la muerte en la cruz pone toda su esperanza en Dios. Meditar este salmo es escuchar la oración de Jesús, especialmente en los días previos a su muerte. Él es el fiel que tiene siempre presente al Padre. Así el salmo nos lleva a penetrar en la profundidad de los sentimientos de Jesús respecto de Dios en los momentos duros.
Con nuestro tiempo: el lado dramático de la vida deun verdadero creyente aparece con gran realismo retratado en este salmo. Quien tiene fe es un hombre y una mujer inmerso en un mundo que vive en forma muy diferente a él. Podemos, como el levita del salmo, sentirnos solos, muy solos ante el paganismo que nos rodea por todas partes y que nos tienta allá donde vamos, en todos los ambientes y lugares. Está ahí, con un clic se nos presentan los ídolos del sexo y del consumismo, seduciéndonos, incluso en la emisora de la Iglesia, dispuestos a presentarnos la felicidad en el comprar, consumir, cambiar de coche, de ropa, de casa,… Pero no sólo están fuera los ídolos del poder, el placer, la independencia total, el vivir al margen de unos valores. Si miramos la vida de cerca también descubrimos estos ídolos, las cosas, los proyectos a los que les doy importancia y por los que lo sacrifico todo. Ellos no son Dios y por tanto no podemos absolutizarlo. Repetir el salmo constantemente nos ayuda.
Con los juniors: ¿dónde situamos nuestro centro junior? Realmente ¿podríamos recitar el equipo de educadores esta oración con el corazón coincidiendo en sus palabras, con sinceridad? ¿y tú y yo como juniors, es Dios nuestro lote? Si queremos un junior que sea una comunidad de “hassid”, de educadores fieles a Dios tendremos que comenzar dejando de absolutizar todo lo que no es Dios. Llevamos ya un mes de curso o quizás menos, ¿cómo comenzamos el primer día? ¿se ha hecho presente Dios en las actividades del centro? ¿nos preocupa el lugar que ocupa?, ¿los principios de vida junior forman parte de la vida del centro o son simplemente un tema que damos cuando entregamos la pañoleta? Y cada uno de nosotros, realmente ¿a quién adoramos?, ¿ser junior, es decir, ser cristiano, es lo que ilumina nuestra vida o más bien la iluminan los valores que transmiten “Fisica y Química” y las series de televisión?

CARLOS VALLÉS. BUSCO TU ROSTRO.
SINCERIDAD CONMIGO MISMO
Digo a mi Señor: «Tú eres mi Dios; mi felicidad está en ti. Los que buscan a otros dioses no hacen más que aumentar sus penas; jamás pronunciarán mis labios su nombre».
Repito esas palabras, te digo a ti y a todo el mundo y a mí mismo que soy de veras feliz en tu servicio, que me dan pena los que siguen a «otros dioses»; los que hacen del dinero o del placer, de la fama o del éxito, la meta de sus vidas; los que se afanan sólo por los bienes de este mundo y sólo piensan en disfrutar de gozos terrenos y ganancias perecederas. Yo no he de adorar a sus «dioses».
Y, sin embargo, en momentos de sinceridad conmigo mismo caigo en la cuenta, con claridad irrefutable, que también yo adoro a esos dioses en secreto y me postro ante sus altares. También yo busco el placer y las alabanzas y el éxito, y aun llego a envidiar a aquellos que disfrutan los «bienes de este mundo» que a mí me prohíbe mi fe. Sí que renuevo mi entrega a ti, Señor, pero confieso que sigo sintiendo en mi alma y en mi cuerpo la atracción de los placeres de la materia, la fuerza de gravedad de la tierra, la pena escondida de no poder disfrutar de lo que otros disfrutan. Aún tomo parte, al amparo de la oscuridad y el anónimo, en la idolatría de dioses falsos, y ofrezco irresponsablemente sacrificios en sus altares. Aún sigo buscando la felicidad fuera de ti, a pesar de saber perfectamente que sólo se encuentra en ti.
Por eso mis palabras hoy no son jactancia, sino plegaria; no son constancia de victoria, sino petición de ayuda. Hazme encontrar la verdadera felicidad en ti; hazme sentirme satisfecho con mi «heredad», mi «lote» y mi «suerte», como me has enseñado a decir.
«El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,mi suerte está en su mano:me ha tocado un lote hermoso,me encanta mi heredad».
Enséñame a apreciar la propiedad que me has asignado en tu Tierra Santa, a disfrutar de veras con tu herencia, a deleitarme en tu palabra y descansar en tu amor. Y prepárame con eso a hacer mías en fe y en experiencia las palabras esperanzadoras que pones en mis labios al acabar este Salmo:
«Me enseñarás el sendero de la vida,me saciarás de gozo en tu presencia,de alegría perpetua a tu derecha».
Hazlo así, Señor.

CARLOS G. VALLÉS BUSCO TU ROSTRO Orar los salmos Sal Terrae, Santander 1989

http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/T-O/32B/marco_32b.htm




SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14.18 c Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados


MEDITACIÓN
El tema de la perícopa de hoy recupera el del domingo pasado y lo completa. El autor insiste en la unicidad del sacrificio de Cristo en contraposición a los muchos sacrificios. Éstos deben repetirse continuamente porque nunca pueden quitar los pecados, a diferencia del sacrificio de Cristo en la cruz.
Así hemos de tener presente al meditar esta carta la contraposición entre los sacrificios realizados en el templo de Jerusalén y el sacrificio de Cristo en la cruz. Recordemos la intención del autor: mostrar la superioridad de Cristo frente a la Antigua Alianza, la religión judía, de la que procedían los destinatarios de este tratado.

También nosotros al meditar la Palabra que Dios nos dirige nuestra mirada se ha de dirigir a Cristo. Él es el Sumo y Eterno Sacerdote, el que ofreció el único sacrificio agradable a Dios y el único por el cual son perdonados los pecados de la humanidad y por tanto nuestros pecados. La cruz es el signo de nuestra salvación, su muerte en ella es la que nos salva.
Así pues como juniors nuestro centro es Jesucristo y al meditar este texto no podemos más que darle gracias porque nuestros pecados han sido perdonados, no por nuestros sacrificios, sino por el puro amor de Cristo que se entregó por nosotros. Ante nuestro pecado sólo hay perdón en la cruz.



EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»

MEDITACIÓN
Con este fragmento culmina el discurso escatológico de Jesús, con el que mediante imágenes simbólicas, anuncia el fin del mundo y la Parusía, su llegada gloriosa.
En estos tiempos, tal como anunciaba Daniel en la primera lectura, se intensificarán las guerras y los cataclismos, comenzará un grandioso trabajo de parto, un trabajo que llevará consigo un sufrimiento inaudito, pero que concluirá con la venida gloriosa del Hijo del hombre profetizado por el profeta, un personaje juez de la historia y vencedor del mal que inaugurará definitivamente el Reino de Dios para todos sus elegidos, eto es, para los que se hayan mantenido fieles en la persecución y hayan resistido, como el orante del salmo, a las seductoras perspectivas ofrecidas por los falsos cristos.
Pero el discurso de Jesús no es para satisfacer la curiosidad de sus discípulos de cara a lo que sucederá en el fin del mundo, sino para invitarlos a la vigilancia apoyada en la Palabra de Dios.
El discípulo no sabe ni el día ni la hora, sólo sabe lo único importante para el momento de la venida del Hijo de Dios, la actitud que ha tener, ésta ha de ser de vigilancia y atención.

REVISIÓN DE HECHOS DE VIDA
VER:
Bien sabemos que hoy y siempre no ha sido fácil ser cristiano. El mismo San Francisco de Asís tuvo que sufrir la incomprensión de sus contemporáneos por intentar vivir el Evangelio “sin glosas”, al pie de la letra. También hoy a nivel personal y de centro encontramos numerosos obstáculos. El justo sufre el acoso de quienes viven desde sí mismos, al margen de Dios, y la tentación de adorar a los mismos dioses que adoran sus contemporáneos (el sol, la luna y las estrellas). Ser junior llevando el nombre de Cristo representa muchas veces rechazo e incluso el que haya padres que no envíen a sus hijos a nuestros centros, por el hecho de ser un movimiento católico que promueve los valores de Jesús. Así pues, ¿cuáles son el sol, la luna y las estrellas a los que adoran nuestros amigos y conocidos, los que no se sienten católicos?, ¿cuándo hemos sufrido el acoso por parte de quienes viven sin Dios?, ¿cómo nos hemos sentido?, ¿a nivel personal y de centro cómo reaccionamos ante la hostilidad?
JUZGAR:
En estas circunstancias la Palabra de Dios sale a nuestro encuentro y nos invita a descubrir como Dios no permanece al margen del sufrimiento del hombre y la mujer fieles. Todo tiene que pasar, los que hoy se levantan orgullosos en lo alto, aquellos que se consideran los más listos porque no creen en Dios, los más poderosos porque se apoyan en las riquezas y los más felices porque viven disfrutando el presente, caerán, están cayendo. Sólo el justo permanece, aquel que se refugia en Dios y no derrama las libaciones a los ídolos de este mundo (el dinero, el éxito y el ocio sin límites ni referencia a una escala de valores). Nuestro poder está en la Palabra de Dios, pues “cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Por tanto, ante la realidad de nuestro presente, ¿qué nos dice Dios en las lecturas, su Palabra?
ACTUAR.
Después de descubrir como se encuentra nuestra vida y nuestro centro, de iluminarlo con la Palabra de Dios, ¿qué actitudes han cambiado respecto de esas circunstancias?, ¿en qué sí y en qué no, nos ha ayudado la Palabra de Dios ?



ORACIÓN AL COMIENZO DE LA REUNIÓN

AMBIENTACIÓN:
Elementos presentes siempre en las oraciones: cruz de San Damián (Togo), icono de la Virgen María, Biblia, cartel y vela encendida.

Signo de esta semana: un Pantocrator (el icono de Cristo con el libro) o bien la Biblia abierta en un lugar visible, acompañado uno u otro con una luz encendida.

Preparación: entregamos a cada educador una hoja en blanco, en ella ha de dibujar simbólicamente un momento negativo de su vida, puede ser el más triste y doloroso, pensando en él, si este le provoca mucho sufrimiento puede cambiarlo por otro menos amargo.

Proclamación del Evangelio: leemos el Evangelio del domingo. Podemos proyectar el powerpoint de este domingo, de nuevo recurrimos a la web de las benedictinas de Cataluña donde ofrecen materiales audiovisuales muy interesantes.

Interiorización: ante las circunstancias dolorosas Dios no nos deja solos, sino que, al igual que ocurrió a los cristianos perseguidos en tiempos de S. Marcos, se sirve de signos evocadores de su presencia. ¿Cómo se manifestó la ayuda de Dios: una persona, una oración, la lectura de un texto bíblico,…? ¿Cómo me sentí en esos momentos?

Puesta en común: comentamos el evangelio.

Gesto: doblamos la cuartilla y en la parte exterior escribimos el nombre de la persona que nos ayudó o el medio como encontramos la luz (un camino, una cruz, un libro,…).


Oración final: Terminamos rezando el Padrenuestro, fijándonos en la frase “santificado sea tu nombre”.


GUIÓN CELEBRACIÓN
Monición de entrada.
Queridos amigos:
Estamos ya al final de este año litúrgico. Estos últimos domingos nos recuerdan el final no sólo del año sino de la historia y de la vida de las personas. En esos momentos Dios nos tomará en brazos y nos llevará a todos junto a su casa para que allí nos sintamos muy queridos por Él. También este domingo en la misa Él nos reúne y nos lleva junto al Padre.

Acto penitencial.
Tú que has sido enviado para curarnos. Señor, ten piedad.
Tú que has sido enviado para perdonarnos. Cristo, ten piedad.
Tú que has sido enviado para rezar por nosotros. Señor, ten piedad.

Monición a la Primera lectura.
En la primera lectura escucharemos como en unos momentos muy tristes cuando las personas buenas lo estaban pasando mal, Dios no los dejó solos, sino que envió al Arcángel San Miguel para que cuidase de ellos. También Jesús nos dirá en el Evangelio de San Marcos que al final Él vendrá para hacer de nosotros las personas más felices del mundo.

Homilía : en los momentos de dificultad Dios envía al Arcángel S. Miguel. En esta misa recordamos lo que ocurrió y como Dios le envió. Así comenzamos preguntándoles que nos cuenten cuando han estado malitos y quién les ayudaba. Seguidamente les preguntamos quien ayudó a esas personas que lo estaban pasando mal. Responderán: Miguel. Buscamos entre las fotos a este arcángel y lo colocamos en el tablón. A continuación anotamos junto a Él las personas que les ayudaron en las noches que estaban enfermitos y encendemos una luz. También podemos colocar la Biblia y junto a ella una vela encendida, evocando las palabras del Evangelio.

Preces:
En este Año Sacerdotal pidamos por los sacerdotes, para que como San Miguel estén siempre al lado de las personas que sufren. Roguemos al Señor.
Hoy es el Día de la Iglesia Diocesana, pedimos por nuestra Iglesia en Valencia, para que en los momentos malos se apoye en la Palabra de Dios. Roguemos al Señor.
Por los que están solos o enfermos, para que encuentren cristianos que les ayuden. Roguemos al Señor.
Por los niños y niñas de catequesis, para que sintamos siempre muy cerca de Dios. Roguemos al Señor.

ORACION
Para confiar en Dios (Salmo 23):
El Señor es mi pastor,
nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí repara mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras,
haciendo honor a su nombre.

Para desear a Dios (Salmo 42)
Como ahnela la cierva los arroyos,
así te anhela mi ser, Dios mío.
Mi ser tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿Cuándo podré ir a ver
el rostro de Dios?

Para dar gracias a Dios (Ex 15)
Canto a Yahvé
esplendorosa es su gloria,
caballo y jinete arrojó en el mar.
Mi fortaleza y mi canción es Yahvé
Él es mi salvación,
Él es mi Dios yo lo alabaré,
el Dios de mi padre, yo lo exaltaré.

Para alabar a Dios (Sal 135)
Alabad el nombre de Yahvé,
alabad, siervos de Yahvé,
que servís en la Casa de Yahvé,
en los atrios de la Casa de nuestro Dios.
Alabad porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Pues Yahvé se ha elegido a Jacob
a Israel, para ser su propiedad.


Para suplicar a Dios (Sal 130)
Desde lo hondo a ti grito, Yahvé:
¡Señor, escucha mi clamor!
¡Estén atentos tus oídos
a la voz de mis súplicas!
Si retienes las culpas, Yahvé,
¿quién, Señor, resistirá?
Pero el perdón está contigo,
para ser así respetado.
Aguardo anhelante a Yahvé,
espero en su palabra.
Para pedir a Dios perdón (Sal 51)
Piedad de mí, oh Dios,
por tu bondad,
por tu inmensa ternura
borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
purifícame de mi pecado.
Pues yo reconozco mi delito,
mi pecado está siempre ante mí,
contra ti, contra ti, sólo pequé
lo malo a tus ojos cometí.

Para sentir a Dios (Sal 139)
Tú me escrutas, Yahvé, y me conoces;
sabes cuando me siento y me levanto,
mi pensamiento percibes desde lejos;
de camino o acostado, tú lo adviertes,
familiares te son todas mis sendas.
Aún no llega la palabra a mi lengua,
y tú, Yahvé, laconoces por entero:
me rodeas por detrás y por delante,
tienes puesta tu mano sobre mí.

Para sentirse junior y cristiano (Sal 131)
Mi corazón, Yahvé, no es engreído,
ni son mis ojos altaneros.
No doy vía libre a la grandeza
ni a prodigios que me superan.
No, me mantengo en paz y silencio,
como niño en el regazo materno.
¡Mi deseo no supera al deun niño!

¡Espere, Israel, en Yahvé
desde ahora y por siempre!

Para expresarle el amor a Dios:
Todo el libro del Cantar de los Cantares, colocándose en el lugar de la Amada.
¡Qué me bese con los besos de su boca!
Mejores son que el vino tus amores,
qué suave el olor de tus perfumes;
tu nombre es aroma penetrante,
por eso te aman las doncellas.
Llévame en pos de ti: ¡Corramos!
Méteme, rey mío, en tu alcoba,
disfrutemos juntos y gocemos,
alabemos tus amores más que el vino.
¡Con razón eres amado!
Traducción de la Biblia de Jerusalén (Nueva Edición)



COMENTARIOS AL EVANGELIO
El Evangelio de hoy, ya al final del Año Litúrgico, nos adentra en la idea del final de los tiempos. El final del mundo es una cuestión siempre abierta e inquietante para todos: creyentes y no creyentes. Cuando algún agorero anuncia “el final del mundo”, todos desconfiamos con una sonrisa autosuficiente, aunque nos quedamos al acecho, “por si acaso”.
¿Qué ocurrirá después de la muerte? ¿Tiene este mundo final? El evangelio utiliza un lenguaje apocalíptico de tinieblas, tribulaciones y estrellas que caen. Es sólo un lenguaje que no describe la posible realidad, pero sí transmite una enseñanza clara: “El cielo y la tierra pasarán, pero sólo Dios sabe el día y la hora”. Sabemos que hay un final de la vida y del mundo, pero si nos quedamos sólo mirando el final del mundo o de los tiempos, podemos caer en una tristeza agónica, casi de desilusión y desesperación: ¿Vale la pena tanto esfuerzo humano, tanta caridad cristiana para que luego al final todo se diluya, como un terrón de azúcar, en el olvido y el caos?
Hay muchos que, respondiendo con un fatalismo sin fe, malviven la vida esperando simplemente la muerte que llegará. Incluso, cuando se sucumbe a la desesperanza, hay quien niega la vida adelantando voluntariamente la muerte.
La actitud correcta es otra: ¡Vigilar, estar atentos, manteniendo viva la esperanza! El mensaje de Jesús nos concede la esperanza como compañera de viaje. Todo tiene un final, todo pasa, pero hay algo que permanece: las promesas de Dios. Hay algo más allá del caos o la destrucción, algo eterno que acepta los cambios pero que impide el olvido. Es la promesa de Dios: “Mis palabras no pasarán”.
Y las palabras de Dios no son voces anónimas, sino diálogos amorosos entre el Creador y su criatura, entre Dios Padre y sus hijos. Diálogo que llega a su cumbre en Cristo Jesús, Palabra de Dios hecha carne. Y éstas son las palabras de Dios: Padre, Hijo, hijos, amor, fe, esperanza, caridad, expresadas en un anhelo: “os lo aseguro: estaréis conmigo en el paraíso”. La muerte es una cita que concierta el Señor, no depende de nuestra agenda. Pero la promesa de Dios es más fuerte que la destrucción: “El que cree en mí, aunque muera vivirá. Mi palabra es palabra de vida eterna”.
http://www.diocesismalaga.es/index.php?mod=evangelio


SIEMPRE EN EL CORAZÓN DE CRISTO
Me saciarás de gozo en tu presencia.

Hemos llegado a los días finales del Año litúrgico, y la comunidad creyente vuelve la mirada a los acontecimientos últimos de la historia de la salvación. Hoy, a la luz de la fe, la Iglesia contempla la venida del Hijo del hombre “sobre las nubes con gran poder y majestad”.
La eucaristía que celebramos es anticipación sacramental de aquel día de consolación que esperamos.
El que hoy nos reúne para que escuchemos su palabra y lo recibamos en comunión, en aquel día reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos. El que hoy es pan para nuestro camino, será nuestra vida en la meta alcanzada. El que es ahora nuestra esperanza, será entonces nuestra gloria.
Considera, Iglesia amada del Señor, el misterio de la eucaristía que celebras, y vuelve a pronunciar las palabras de tu oración: “El Señor es el lote de mi heredad… con él a mi derecha no vacilaré”. Entra en el amor que te envuelve: Dios es tu herencia; Dios es tu fuerza; Dios es tu Dios… Las palabras de tu oración se han llenado de significado nuevo: “Se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas”. El salmista de la alianza antigua no pudo conocer esa alegría tuya, no pudo experimentar tu gozo, pues él sólo conoció figuras de las realidades celestes que tú has podido gustar.
Con todo, tú que gozas con la verdad de lo que has recibido, suspiras siempre por alcanzar lo que todavía esperas. Tú sabes del que amas, y gozas ya con su presencia; pero lo ves todavía en su pequeñez sacramental, en su soledad, en su abandono de Amor no amado. Tú sabes del que amas, y él es ya tu dicha, pero sólo puedes abrazarlo pobre, sólo puedes ser feliz con lágrimas, sólo puedes conocer esa amargura dichosa. Y sueñas otro tiempo, deseas otro encuentro, buscas otra dicha: “Me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha”. Por eso, con los ojos puestos en el futuro, oras y trabajas para que amanezca el día en que puedas, finalmente, abrazar sólo hambrientos saciados y descubras que Dios es la herencia de los pobres.
¡Ven, Señor Jesús!

En esta web se encuentran los escritos de quien nos ha ofrecido un buen grupo de sacerdotes los ejercicios espirituales en Santo Espíritu (Gilet): http://blogs.periodistadigital.com/religiondigital.php?cat=10821





CONVICCIONES CRISTIANAS

Poco a poco iban muriendo los discípulos que habían conocido a Jesús. Los que quedaban, creían en él sin haberlo visto. Celebraban su presencia invisible en las eucaristías, pero ¿cuándo verían su rostro lleno de vida? ¿cuándo se cumpliría su deseo de encontrarse con él para siempre?
Seguían recordando con amor y con fe las palabras de Jesús. Eran su alimento en aquellos tiempos difíciles de persecución. Pero, ¿cuándo podrían comprobar la verdad que encerraban? ¿No se irían olvidando poco a poco? Pasaban los años y no llegaba el Día Final tan esperado, ¿qué podían pensar?
El discurso apocalíptico que encontramos en Marcos quiere ofrecer algunas convicciones que han de alimentar su esperanza. No lo hemos de entender en sentido literal, sino tratando de descubrir la fe contenida en esas imágenes y símbolos que hoy nos resultan tan extraños.
Primera convicción. La historia apasionante de la Humanidad llegará un día a su fin. El «sol» que señala la sucesión de los años se apagará. La «luna» que marca el ritmo de los meses ya no brillará. No habrá días y noches, no habrá tiempo. Además, «las estrellas caerán del cielo», la distancia entre el cielo y la tierra se borrará, ya no habrá espacio. Esta vida no es para siempre. Un día llegará la Vida definitiva, sin espacio ni tiempo. Viviremos en el Misterio de Dios.
Segunda convicción. Jesús volverá y sus seguidores podrán ver por fin su rostro deseado: «verán venir al Hijo del Hombre». El sol, la luna y los astros se apagarán, pero el mundo no se quedará sin luz. Será Jesús quien lo iluminará para siempre poniendo verdad, justicia y paz en la historia humana tan esclava hoy de abusos, injusticias y mentiras.
Tercera convicción. Jesús traerá consigo la salvación de Dios. Llega con el poder grande y salvador del Padre. No se presenta con aspecto amenazador. El evangelista evita hablar aquí de juicios y condenas. Jesús viene a «reunir a sus elegidos», los que esperan con fe su salvación.
Cuarta convicción. Las palabras de Jesús «no pasarán». No perderán su fuerza salvadora. Han de de seguir alimentando la esperanza de sus seguidores y el aliento de los pobres. No caminamos hacia la nada y el vacío. Nos espera el abrazo con Dios.

José Antonio Pagola




http://www.acga.es/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=1255

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SANTOS NIÑOS. BEATOS FRANCISCO Y JACINTA
Nuestro santo es hijo de dos padres muy buenos y cristianos, el gobernador de los Estados Pontificios, Don Santos y doña Inés.
Francisco nace en Asís el 1 de Marzo de 1838 y esbautizado en la pila bautismal de Francisco de Asís y Clara. Fueron 13 los hermanos.
Los años transcurren, el niño recibe la primera comunión el día de la fiesta de San Luis Gonzaga, estudia en los Hermanos de la Salle y los jesuítas de Spoleto. Nos encontramos ante un buen estudiante, al que le gusta el teatro, siendo un niño dotado para las presentaciones. También le gusta bailar y así desde los dieciséis años le llaman todos “el bailarín”.
Así pues, Francisco Possenti es un joven alegre, sonriente, acogedor, generoso, sincero, leal, sensible, piadoso, locuaz y simpático, pero también vanidoso, caprichoso e impaciente.
Y a él es a quien Dios le llama, con paciencia, a través de un icono de la Virgen, de quien escucha en su interior una voz que le dice que él no está hecho àra el mundo.
Y no hizo oidos sordos, proponiéndose ser religioso pasionista. Sin embargo, su padre que le quería pero como todo progenitor deseaba para él otro porvenir, se resistió. Al final de un año, convencido su padre que no aguantaría la vida de los religiosos pasionistas, accede al deseo.
Y llega el día, bueno, la víspera se despide actuando por última vez en el teatro del colegio. Tiene dieciocho años. Nadie lo sabe. La noche pasa y él emprende el camino hacia el convento de Morrovalle, deteniéndose en el Santuario de Loreto. Y entra en la congregación, cambiando su nombre por el de Gabriel de la Virgen Dolorosa. Allí vive una vida en la que sobre todo tiene un gran amor a María. Él mismo lo dice: “No cambio un cuarto de hora a los pies de la Virgen de María por un año de diversiones”. Y esta frase que realmente nos hace pensar: “No toméis las flores que también pasan, adorad las estrellas que no pasan jamás”.
El hermano Gabriel es feliz, pero pronto la enfermedad le visita. Concluídos los estudios de filosofía parte con otros religiosos al convento de Issola del Gran Sasso. El viaje es recorrido a pie y a caballo y es duro, pues el convento está situado en plena cordillera de Los Apeninos, en la región de Los Abruzos, a 2.915 metros de altitud.
Allí inicia los estudios de teología, pero su fortaleza física no es muy grande, se cansa a menudo, está muy delgado y bastante pálido. Pronto descubren la causa, sufre una enfermedad terrible por aquel entonces, y mortal: la tuberculosis.
Gabriel siente que Jesús le llama y está contento porque sabe de quién se ha fiado. No le asusta la muerte.
Cuando puede se levanta, da una vuelta por el campo, anima a un pastor a rezar muchas avemarías, como bien recordaba el mismo en su ancianidad.
Gabriel sueña con ser sacerdote y misionero, pero la enfermedad trunca sus anhelos y él acepta.
Dos días antes de cumplir los veinticuatro años muere. Es el 27 de febrero de 1862. Sólo ha sido religioso seis años.
Pero su vida no ha sido en vano, junto a su sepulcro se levantará un santuario donde peregrinarán miles de personas. El Papa San Pío X le beatificará 3l 31 de mayo de 1908 y Benedicto XV lo canonizará el 13 de Mayo de 1920. Posteriormente en 1926 será declarado patrón de la juventud católica italiana y en 1959 patrón principal de Los Abruzos.
El mismo Beato Juan XXIII dirá de él:
“Este joven brilla en la Iglesia. A pesar de dominarse tan intensamente, Gabriel no era por naturaleza triste, sino en todo tiempo, alegre y festivo. Siempre manifestaba su alegría”.
Tomado de Nuevo Año Cristiano. Febrero. Edibesa.

CATEQUESIS DEL PAPA
Confrontación entre dos modelos teológicos: Bernardo y Abelardo
Queridos hermanos y hermanas:
En la última catequesis presenté las características principales de la teología monástica y de la teología escolástica del siglo XII, que podríamos llamar, en cierto sentido, respectivamente, "teología del corazón" y "teología de la razón". Entre los representantes de esas dos corrientes teológicas tuvo lugar un amplio debate, a veces vehemente, simbólicamente representado por la controversia entre san Bernardo de Claraval y Abelardo.
Para comprender esta confrontación entre los dos grandes maestros, conviene recordar que la teología es la búsqueda de una comprensión racional, en la medida de lo posible, de los misterios de la Revelación cristiana, creídos por fe: fides quaerens intellectum —la fe busca la inteligibilidad—, por usar una definición tradicional, concisa y eficaz. Ahora bien, mientras que san Bernardo, típico representante de la teología monástica, pone el acento en la primera parte de la definición, es decir, en la fides —la fe—, Abelardo, que es un escolástico, insiste en la segunda parte, es decir, en el intellectus, en la comprensión por medio de la razón. Para san Bernardo la fe misma está dotada de una íntima certeza, fundada en el testimonio de la Escritura y en la enseñanza de los Padres de la Iglesia. La fe, además, se refuerza con el testimonio de los santos y con la inspiración del Espíritu Santo en el alma de cada creyente. En los casos de duda y de ambigüedad, el ejercicio del magisterio eclesial protege e ilumina la fe. Así, a san Bernardo le cuesta ponerse de acuerdo con Abelardo, y más en general con aquellos que sometían las verdades de la fe al examen crítico de la razón; un examen que implicaba, en su opinión, un grave peligro: el intelectualismo, la relativización de la verdad, la puesta en tela de juicio de las verdades mismas de la fe.
En esa forma de proceder san Bernardo veía una audacia llevada hasta la falta de escrúpulos, fruto del orgullo de la inteligencia humana, que pretende "capturar" el misterio de Dios. En una de sus cartas, con tristeza, escribe así: "El ingenio humano se apodera de todo, sin dejar ya nada a la fe. Afronta lo que está por encima de él, escruta lo que le es superior, irrumpe en el mundo de Dios, altera los misterios de la fe, más que iluminarlos; lo que está cerrado y sellado no lo abre, sino que lo erradica; y lo que le parece fuera de su alcance lo considera como inexistente, y se niega a creer en ello" (Epistola CLXXXVIII, 1: PL 182, I, 353).
Para san Bernardo la teología sólo tiene un fin: favorecer la experiencia viva e íntima de Dios. La teología es, por tanto, una ayuda para amar cada vez más y mejor al Señor, como reza el título del tratado sobre el Deber de amar a Dios (De diligendo Deo). En este camino hay diversos grados, que san Bernardo describe detalladamente, hasta el culmen, cuando el alma del creyente se embriaga en las cumbres del amor. El alma humana puede alcanzar ya en la tierra esta unión mística con el Verbo divino, unión que el Doctor Mellifluus describe como "bodas espirituales". El Verbo divino la visita, elimina las últimas resistencias, la ilumina, la inflama y la transforma. En esa unión mística, el alma goza de una gran serenidad y dulzura, y canta a su Esposo un himno de alegría. Como recordé en la catequesis dedicada a la vida y a la doctrina de san Bernardo (cf. L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 23 de octubre de 2009, p. 32), para él la teología no puede menos de alimentarse de la oración contemplativa, en otras palabras, de la unión afectiva del corazón y de la mente con Dios.
Abelardo, que por lo demás fue precisamente quien introdujo el término "teología" en el sentido en que lo entendemos hoy, se sitúa en cambio en una perspectiva diversa. Este famoso maestro del siglo XII, nacido en Bretaña (Francia), estaba dotado de una inteligencia vivísima y su vocación era el estudio. Se ocupó primero de filosofía y después aplicó los resultados alcanzados en esa disciplina a la teología, de la que fue maestro en la ciudad más culta de la época, París, y sucesivamente en los monasterios en los que vivió. Era un orador brillante: verdaderas multitudes de estudiantes seguían sus lecciones. De espíritu religioso pero de personalidad inquieta, su vida fue rica en golpes de efecto: rebatió a sus maestros, tuvo un hijo con una mujer culta e inteligente, Eloísa. Entró a menudo en polémica con otros teólogos, incluso sufrió condenas eclesiásticas, aunque murió en plena comunión con la Iglesia, a cuya autoridad se sometió con espíritu de fe.
Precisamente san Bernardo contribuyó a la condena de algunas doctrinas de Abelardo en el sínodo provincial de Sens del año 1140, y solicitó también la intervención del Papa Inocencio II. El abad de Claraval, como he recordado, rechazaba el método demasiado intelectualista de Abelardo, que a su parecer reducía la fe a una simple opinión separada de la verdad revelada. Los temores de Bernardo no eran infundados, sino que, por lo demás, los compartían otros grandes pensadores de su tiempo. Efectivamente, un uso excesivo de la filosofía hizo peligrosamente frágil la doctrina trinitaria de Abelardo y, así, su idea de Dios. En el campo moral su enseñanza no carecía de ambigüedad: insistía en considerar la intención del sujeto como única fuente para describir la bondad o la malicia de los actos morales, descuidando así el significado objetivo y el valor moral de las acciones: un subjetivismo peligroso. Como sabemos, este aspecto es muy actual en nuestra época, en la que la cultura a menudo está marcada por una tendencia creciente al relativismo ético: sólo el yo decide lo que es bueno para mí en este momento. Con todo, no hay que olvidar los grandes méritos de Abelardo, que tuvo muchos discípulos y contribuyó decididamente al desarrollo de la teología escolástica, destinada a expresarse de modo más maduro y fecundo en el siglo sucesivo. Tampoco se deben subestimar algunas de sus intuiciones, como por ejemplo cuando afirma que en las tradiciones religiosas no cristianas ya hay una preparación para la acogida de Cristo, Verbo divino.
¿Qué podemos aprender nosotros hoy de la confrontación, a menudo vehemente, entre san Bernardo y Abelardo, y en general entre la teología monástica y la escolástica? Ante todo creo que muestra la utilidad y la necesidad de un sano debate teológico en la Iglesia, sobre todo cuando las cuestiones debatidas no han sido definidas por el Magisterio, el cual, por lo demás, sigue siendo un punto de referencia ineludible. San Bernardo, pero también el propio Abelardo, reconocieron siempre sin vacilar su autoridad. Además, las condenas que sufrió este último nos recuerdan que en el campo teológico debe haber un equilibrio entre los que podríamos llamar los principios arquitectónicos que nos ha dado la Revelación y que por ello conservan siempre la importancia prioritaria, y los de interpretación sugeridos por la filosofía, es decir, por la razón, y que tienen una función importante, pero sólo instrumental. Cuando no existe este equilibrio entre la arquitectura y los instrumentos de interpretación, la reflexión teológica corre el riesgo de contaminarse con errores, y corresponde entonces al Magisterio el ejercicio del necesario servicio a la verdad que le es propio. Además, conviene subrayar que, entre las motivaciones que indujeron a san Bernardo a ponerse en contra de Abelardo y a solicitar la intervención del Magisterio, estaba también la preocupación de salvaguardar a los creyentes sencillos y humildes, a los que hay que defender cuando corren el peligro de ser confundidos o desviados por opiniones demasiado personales y por argumentaciones teológicas atrevidas, que podrían poner en peligro su fe.
Quiero recordar, por último, que la confrontación teológica entre san Bernardo y Abelardo concluyó con una plena reconciliación entre ambos gracias a la mediación de un amigo común, el abad de Cluny Pedro el Venerable, del que hablé en una de las catequesis anteriores (cf. L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 16 de octubre de 2009, p. 32). Abelardo tuvo la humildad de reconocer sus errores y san Bernardo mostró gran benevolencia. En ambos prevaleció lo que debe estar verdaderamente en el corazón cuando nace una controversia teológica, es decir, salvaguardar la fe de la Iglesia y hacer que triunfe la verdad en la caridad. Que esta sea también hoy la actitud en las confrontaciones en la Iglesia, teniendo siempre como meta la búsqueda de la verdad.



CARTA DE D. CARLOS, ARZ. DE VALENCIA

Todo tiempo y todo hombre tienen su misión y a cada uno les dice el Señor, como a los profetas o a quienes elige para una tarea especial: “No temas, porque yo estoy contigo; no receles, que yo soy tu Dios”. “No les tengas miedo, porque contigo estoy yo para salvarte”. “No temas, María… El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (cf. Is 41, 10; Jer 1, 8; Lc 1, 30). Esto hizo posible siempre que el pueblo de Israel siempre mirase hacia adelante contando con la promesa de Dios.
Esto sigue sucediendo en la Iglesia, ha sido el Señor quien nos ha dicho: “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a preparar un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y a donde yo voy sabéis el camino” (Jn 14, 1-4). “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir” (Jn 16, 13). Por eso no se puede ennoblecer el pasado a costa del presente. ¡Qué fuerza de verdad tiene la expresión del Eclesiastés: “No preguntes: ¿Por qué los tiempos pasados fueron mejores que los presentes? Eso no lo pregunta un sabio” (Ecl 7, 10).Hay algo que merece la penaNo pueden existir actitudes melancólicas. No valen mitificaciones del pasado. Tampoco sirven elevaciones de teorías de progreso que se convierten en medidas absolutas.
Hay algo que merece la pena que nos demos cuenta los cristianos: si Dios es eterno y está a igual distancia de cada época, resulta que vamos siendo, vamos llegando, vamos allegándonos a Él.
Es verdad que los puntos de partida desde los que marchamos hacia Dios son en cada época diferentes y también son distintas las estaciones que hacemos en el camino.
También es verdad que los peligros que nos acechan y las tentaciones que nos retienen son diferentes.
Pero es cierto, que solamente nos conocemos a nosotros mismos si es que tenemos el atrevimiento de conocer el tiempo en el que vivimos o morimos.
Y esto hay que conocerlo desde lo que nos hace eternos a nosotros mismos: el amor y la libertad. ¿Sabéis cual es la entraña de lo cotidiano? La eternidad. Es precisamente en estas entrañas donde se ejercita el amor y la libertad. Y en estas entrañas está la raíz de la esperanza. Busca la esperanza en lo eterno, lo caduco no te incorpora a la esperanza.
Precisamente por todo esto, el tiempo no lo tenemos que mirar como si solamente engendrase el desconsuelo.
Entre otras cosas, porque un cristiano no queda a merced de la nostalgia. Un cristiano no se pone a llorar en el camino de la historia y por tanto del tiempo, lo que de belleza, de gloria o de libertad, va dejando por el camino y no puede retener en sus propias manos.
Y si alguna vez llora, rápidamente encuentra otros cauces que marcan su vida. Un cristiano sabe que el consuelo del tiempo le nace de radicar su vida con plena libertad, en una esfera de sentido más allá del tiempo. Un cristiano sabe que solamente cuando radica su vida en Dios, en el Dios que se nos ha revelado en Jesucristo, es cuando tiene verdadera esperanza.Saca al hombre de la soledadHay algo que siempre me ha impresionado, como es el pensar que al ser humano le da la verdadera medida aquello o aquél ante quien existe. Por eso si es que no existe ante nadie, termina siempre el ser humano, por un sentirse siendo nadie y si para nadie vale o por nadie es amado, terminará sintiéndose despreciable ante sus propios ojos.
Por eso, ¡qué oferta más hermosa y con carga de profundidad la que hacemos los cristianos cuando decimos que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida! Sacar a todos los hombres que lo deseen del recinto amurallado de la soledad, del miedo, eliminar todas las heridas que puedan haberse realizado en el tiempo y mirar a Dios y al prójimo con ojos limpios, como Dios mismo nos mira, sin deseos impuros y sin apropiaciones indebidas. Recordad lo que hizo Jesucristo con Zaqueo o con la Samaritana. Esto mismo lo hace contigo y conmigo para llevarnos a la esperanza.
¡Qué maravilla! ¡Qué esperanza! ¿Quién puede darnos más esperanza? Desde que Dios por su Hijo ha existido con los hombres y por la Encarnación se ha unido en cierto modo con cada hombre, ningún mortal es sólo mortal, ningún peregrino es sólo peregrino. “El Hijo de Dios por su encarnación se ha unido en cierto modo a cada hombre” (GS 22, 2).
La humanidad que Jesús asumió en la Encarnación, y en ella la de todos nosotros, nunca será ya depuesta ni destruida, pues está radicada en Dios y esto es signo y garantía de nuestra presencia eterna ante Dios, de nuestra existencia en su compañía.
Y es que el Inmortal ha compartido con el hombre su vida indestructible y el que es la meta ha salido al encuentro de quien se dirige hacia Él.
Para que lo entendáis mejor, la parábola del Buen Samaritano es la mejor definición que el cristiano puede dar de Dios y de lo que tiene que hacer con el prójimo: Dios ha sido el que ha encontrado al hombre en su camino, le ha recogido del suelo, tras reconocerlo herido y maltratado, ha provisto su curación y volverá para ver si está plenamente restablecido (Cf. Lc 10, 30-37).
Y esta parábola del hombre herido, por las circunstancias de su tiempo o de las situaciones de crisis, es la que no solamente nos sitúa ante Dios, sino también ante el prójimo. ¿Veis como llega la esperanza a este mundo? Atreveos siempre a dar esperanza, es cuestión de amor y libertad. La esperanza cristiana es una respuesta frente a la crisis.
Con gran afecto os bendice

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RESSÓ DE LA PARAULA.
RESSÒ DE LA PARAULA
ANY VI _ 15 DE NOVEMBRE DE 2009 _ NÚM. 46
Caritat en la Veritat:
la transmissió de la fe (6)
Potser tenim clar que hem de transmetre la fe i què és el que hem de comunicar. Però les dificultats que trobem a la pràctica ens fan plantejar dues qüestions, que no tenen fàcil resposta: Realment és possible transmetre la fe? Com s’ha de fer? No entrem ara en el detall de les dificultats pràctiques que trobem avui en la comunicació de la fe. Ni tampoc en els procediments concrets que cal emprar, per a que aquesta tasca sigui ben reeixida. Mirem de respondre aquestes qüestions situant-nos en el terreny dels principis fonamentals. I diem: «Si Déu és l’Amor i la Veritat, transmetre la fe ha de ser possible i, a més, s’ha de fer estimant».
Vaig conèixer un sacerdot indi en un congrés sobre «Paraula i Evangelització». Recordo que, en conversa privada, ell m’explicava la situació de l’Església a l’Índia, on els creients constituïen una «notable i significativa minoria» dins el conjunt de múltiples religions i creences. Li vaig preguntar: «I com us ho feu a l’hora de transmetre i viure la fe?». La seva resposta va ser breu i senzilla: «Tothom entén el llenguatge de l’amor». Amb aquesta frase volia dir moltes coses. Entre elles, dues que pertanyen a la nostra experiència quotidiana: primera, que l’amor conté una lògica, un llenguatge, una veritat universal; i segona, que, quan estimem, ens entenem, entrem fàcilment en sintonia amb els altres.
L’encíclica de Benet XVI ho diu amb paraules més ajustades i correctes: «Ja que és plena de veritat, la caritat pot ser compresa per l’home en tota la seva riquesa de valors, compartida i comunicada. En efecte, la veritat és “logos que crea diàlogos” i, per tant, comunicació i comunió. La veritat, rescatant els homes de les opinions i de les sensacions subjectives, els permet arribar més enllà de les determinacions culturals i històriques i apreciar el valor i la substància de les coses. La veritat obre i uneix l’intel·lecte dels éssers humans en el logos de l’amor: aquest és l’anunci i el testimoni cristià de la caritat…
Un cristianisme de caritat sense veritat es pot confondre fàcilment amb una reserva de bons sentiments, profitosos per a la convivència social, però marginals. D’aquesta manera, en el món no hi hauria un lloc vertader i propi per a Déu. Sense la veritat, la caritat és relegada a un àmbit de relacions reduït i privat» (n. 4).
El raonament de l’encíclica vol arribar a la conclusió de que la caritat cristiana és absolutament rellevant en l’àmbit social. Però nosaltres ens limitem a dir que: —Si transmetem la fe és perquè entre nosaltres i qui ens escolta hi ha una mateixa obertura a la veritat, concretament a la veritat de l’amor.
—Si el que transmetem quan encomanem la fe a uns altres és el Déu - Amor i Veritat, no pot haver altra manera de fer-ho que estimant.
—Si fracassem transmetent la fe, pot ser degut al fet que no comuniquem el que cal, o que no estimem prou, o que qui escolta no està obert a la veritat de l’amor.
Aquests són el fonament i els límits del diàleg amb qui no creu.
Potser el problema més difícil sigui que l’altre no estigui obert a la veritat de l’amor, o que havent-la descobert no vulgui creure. L’encíclica parla de «sensacions subjectives, bons sentiments que aviat s’esvaeixen, opinions» que no arriben a copsar aquesta veritat de l’amor…
Resta en peu, però, el principi de dir que no podem parlar del Déu de Jesucrist si no és estimant el qui ens escolta. De manera que no ens estarem d’estimar-lo, fins que la llum de la Veritat sedueixi el seu cor.
† Agustí Cortés Soriano
Bisbe de Sant Feliu de Llobregat

SANTOS SACERDOTES:
SACERDOTES:
Beato Cardenal Ciriaco MaríaSancha.
Aquel 5 de Marzo de 1970 nos visitó un obispo bueno. A las 10:25 descendió del coche y acompañado por D. José Domenech, el párroco, visitó la Parroquia, el Ayuntamiento, el Club Parroquial, la Ermita de Colata, el Cementerio y el Colegio de la Sagrada Familia. Aquel día, como buen pastor, se acercó a los hogares de los enfermos, visitándolos, conversó con los niños, jóvenes y adultos. De nuevo como ocurrió con la visita de S. Juan de Ribera, pasó por nuestra parroquia un hombre llamado a los altares.
Nuestro obispo había nacido en 1903, siendo desde su infancia de carácter cordial, delicioso sentido del humor, sonrisa franca, firmeza de convicciones y piedad sincera y sencilla. En 1913 ingresó en el Seminario de Tudela y dos años después en el de Madrid. Durante este tiempo descubrió en 1 Ts 4, 3 “esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” el eje de su vida, la santidad cumpliendo la voluntad de Dios, vivida en el estudio, la oración y el ejercicio de las virtudes.
Otra máxima marcó también su vida, “nada pedir, nada reusar”.
En 1938 conoció a María del Carmen Hidalgo de Cavieres, con quien compartió la fundación de las Oblatas de Cristo Sacerdote, congregación de monjas de clausura entregadas a la oración por los seminaristas y sacerdotes, cuya labor tanto nos ayuda a quienes en la formación y el ejercicio del ministerio nos entregamos a Cristo.
Tras ser ordenado obispo y ejercer como auxiliar en Madrid-Alcalá y Huelva, en 1969 fue nombrado Arzobispo de Valencia.
Durante los años 1969-1978 fue creada la Facultad de Teologia San Vicente Ferrer, realizó dos veces la Visita Pastoral visitando las parroquias y a los sacerdotes valencianos misioneros, entregándose totalmente a la Iglesia en unos tiempos de gran vitalismo pero duros, debido a los cambios necesarios surgidos a raíz del Concilio. Todo lo vivió desdde estos verbos: amar, sufrir, callar, sonreír y orar, infundiendo en los demás aliento y confianza en Dios. Al cumplir los 75 años se retiró a una modesta casita junto al monasterio de las Oblatas en Madrid y allí llevó una vida de oración y atención a quienes le visitaban. El 14 de Julio de 1989 partió a la Casa del Padre. Dejando esta tierra el recuerdo del pastor que amó y se entregó por sus sacerdotes.

APUNTES VOCACIONALES

Intimidad y confianza con el Señor Eucarístico

Día 16- Centralidad de la Eucaristía

La Sagrada Eucaristía no es un mero adorno de la Iglesia, ni una de tantas cosas santas y hermosas de nuestra religión, ni aun toleraremos que se la considere como mero objeto de una devoción, siquiera sea la primera. La Sagrada Eucaristía es el corazón de la Iglesia, es su esencia, su centro, su vida… es Jesucristo tal como quiere ser buscado, deseado, creído, amado, obsequiado, agradecido y adorado en la tierra por los hombres.

Palabra de Dios 1 Rm 11, 23-29


Día 17 – Está aquí, sabedlo aquellos que queréis perderme…

¡Está aquí! Sabedlo, aquellos que queréis perderme, que tratáis de sonsacarme; enfermedades que ponéis tristeza en mi vida, contrariedades, desengaños, que arrancáis lágrimas de mis ojos… pecados que me remordéis, maldades que me asediáis. Sabedlo que el fuerte, el grande, el magnífico, el suave, el vencedor, el buenísimo… ¡está aquí, aquí!, en el sagrario!

Palabra de Dios Rm 8,33-39


Día 18 – Al comulgar a Jesús…

Al comulgar, Jesús, por su presencia es el compañero silencioso y perpetuo del alma que se deja consagrar, reservar, exhibir, comulgar… en cuanto sacramento, la comunión es el alimento diario del alma. En cuanto Sacrificio, es la renovación de la cruz, entrega de amor hasta el final… y en cuanto por medio de todo esto nos aseguramos, incorporamos y unimos a Él, es semilla y prenda de resurrección y gloria (III 5219)

Palabra de Dios 1 Reyes 19, 1- 8



Día 19 – Reclinado sobre su pecho

Es hermoso estar con él, y reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto, palpar el amor infinito de su corazón… ¿cómo no sentir una renovada necesidad de estar largos ratos en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente en el santísimo Sacramento? ¡cuantas veces he hecho esta experiencia y en ella he encontrado fuerza, consuelo y apoyo! (EE 25)

Palabra de Dios Jn 13, 21-26

Día 20 – Lo que hace Jesús hoy

¿Jesús se ha hecho en el Sagrario Evangelio vivo? ¿se reproduce en su vida eucarística las enseñanzas y los milagros de su vida mortal? Esa es nuestra primera misión, porque que bien les hará a los hombres saber no sólo lo que hizo Jesús hace veinte siglos, sino lo que hace y dice en su vida actual de Sagrario.

Palabra de Dios Hch 3, 1- 8


Día 21 - ¿Estáis solos?

Nos quejamos muchas veces de sentirnos muy solos en la vida, y ¡Cuánto nos pesa!, y a la vez nos hace gemir nuestra soledad…! Almas caminantes ¿queréis buena compañía para vuestro viaje? Pasaros cada mañana por el Sagrario… y después de oír la Palabra oída de vuestra meditación, y la Palabra comida de vuestra comunión, seguid vuestro camino rumiando, lo bueno que os dio y os dijo Jesús.

Palabra de Dios Jr 1, 4- 11



Día 22 – Sólo confiar en ti…

El secreto de los santos está en esto sólo: en desconfiar totalmente de sí, y en confiar mucho y únicamente en Dios (II 3228)

Si todos contamos con el calor del sol, y la luz del sol de cada día, porque el sol, ¿por qué no hemos de contar sin titubeos ni vacilaciones, sino con la confianza más cierta e inconmovible, con el amor misericordiosos y omnipotente del Jesús de nuestros Sagrario y de nuestra comunión, porque es Jesús?

Palabra de Dios Dt 31, 1-9


http://www.seminariomenorvalencia.com/
CENTENARIO DE TERESA DE CALCUTA
3 ª Semana (Noviembre 15 - 21)

La Sagrada Escritura
Que todos sean uno; como tú, pdre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo rea que tú me has enviado. (Jn. 17:21)
Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo que haya unanimidad en vuestra palabra y que no haya divisiones entre vosotros; antes bien, permanezcáis unidos en un mismo pensar y en un mismo sentir. (1 Cor. 1:10)
"Todo reino dividido contra sí mismo será desolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no subsistirá.” (Mt. 12:25)


Reflexiones de la Madre:
“La última oración de Jesús — ‘Que todos seamos uno” —es algo que la gente hoy en día no experimenta porque ha sido destrozado totalmente por el pecado. Jesús nos hace ser uno; entonces unámonos a Jesús. Sería bueno que te preguntaras: ¿Qué estoy haciendo en mi comunidad para alcanzar esa unidad? ¿Soy yo la causa de desunión? Obtén la respuesta mirando a Jesús. En esa fotografía de Jesús que os he dado a todos vosotros, está escrito “Busqué quien me consolara y no encontré a nadie.” Y la Madre escribió “Sé esa persona” . Realmente, intenta ser esa persona. Jesús a lo largo de Su vida necesitó de la comunidad. Descubrimos como incluso al principio de su vida en la tierra, vino a una familia de Nazareth, a María y a José. Sintió la necesidad de vivir en comunidad durante Su vida pública. Eligió a los apóstoles para formar su comunidad, sus íntimos amigos. Durante la Pasión, se los llevó aparte con Él. Incluso en el cielo, encontró su comunidad en la Santísima Trinidad… Se deshizo de aquellos hábitos que quebraban la paz de la comunidad.”
“En el mundo hay mucha desunión y sufrimiento en las familias… Hagamos que nuestras comunidades y nuestras familias estén unidas para enfrentar tanta desunión y falta de amor. El amor comienza en casa. Todo depende de cómo nos queramos unos a otros. Haz de tu comunidad una familia de amor donde puedas transmitir la fragancia de este amor haya donde vayas, a todas las familias que visitas y a todos aquellos con que te relaciones.”


“Tenemos que ser capaces de vivir en paz, armonía y unidad. ¿Cómo? Respetándonos los unos a los otros. Si Dios me elige, El te elige a ti. Si Él me ama, te ama a ti. Si Él confía en mí, El confía en ti. No utilicéis nunca palabras feas los unos con los otros. No intentes encontrar lo que está mal en el otro. Busca lo que es bueno en los demás. El Papa Pablo [VI] intentó encontrar lo mejor en cada uno. Quizás yo soy muy celosa y ella tiene algo que yo no tengo. Los celos son crueles, rompen la comunidad… Si hay algo que os pido es que confiéis y os respetéis unos a otros. Lo primero de todo es el respeto, respeto por los demás. Yo reverencio a Jesús en el corazón de esa persona.”


“Al mirar el terrible sufrimiento y otros frutos de la guerra – pensaba, que lo mismo puede suceder a través de palabras y acciones sin caridad. - No destruimos edificios – pero destruimos el corazón del amor, de la paz y de la unidad por lo que destruimos un edificio precioso, nuestra Sociedad – que fue creada con muchísimo amor por Nuestra Señora.”