miércoles, 29 de abril de 2009

Domingo IV de Pascua. 3 de Mayo de 2009

LECTURAS Y COMENTARIOS

Primera lectura.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8-12
En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo:
— «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»
Palabra de Dios.

Comentario.
La curación del paralítico ha brindado a Pedro la ocasión para dirigir un discurso a la multitud reunida en el templo. Ello provoca la conversión de la multitud y la reacción negativa de los jefes de la comunidad judía, quienes arrestan e interrogan a los apóstoles.
Pedro lleno del Espíritu responde centrando su discurso en Jesús. La comunidad es continuadora de la misión de Cristo, así la curación del paralítico es signo de la presencia de Cristo en medio de la comunidad. Él es la piedra angular sobre la que se edifica la sociedad, el único que salva a nuestro mundo.
Aplicando este discurso a nuestros centros, nos recuerda la centralidad de Cristo en la vida del movimiento junior, en cada una de las tareas. No hay junior sin Cristo. Nosotros hemos de asumir este principio. El Centro si quiere ser auténticamente junior ha de edificarse sobre Cristo, siendo secundario todo lo demás. En cuanto no somos una ong, nuestra piedra angular es Cristo y nuestra misión es ayudar a transformar la sociedad desde Él y el Evangelio. Sólo Jesús es el salvador y por tanto el único que puede cambiar el mundo, no otros planteamientos ideológicos o culturales.
Y Él actúa a través de nosotros, el junior, en cuanto miembro de la Iglesia, cuerpo de Cristo, es continuador de la misión de Jesús. A través del juego, las dinámicas, las excursiones, las acampadas, los campamentos, las celebraciones, la eucaristía,... Jesús sigue actuando. Y cada uno de nosotros está llamado a ser apóstol de Cristo en su grupo y por tanto a ser instrumento mediante el cual Cristo actúe en los niños.
Salmo responsorial

Sal 117, 1 y 8-9. 21-23. 26 y 28-29 (R/. 22)

R/. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular..

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de os hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.

Comentario.
Primera lectura: con Israel.
* Este salmo fue utilizado por primera vez el año 444 Antes de Jesucristo, en la fiesta de los Tabernáculos (Nehemías 8,13-18). Hace parte del ritual actual de esta fiesta. Según M. Mannati, especialista en el estudio de los salmos, se ha puesto en evidencia el diálogo entre los diversos actores de la celebración: los levitas... el rey... la muchedumbre... La fiesta de los Tabernáculos era la más popular: el "patio de las mujeres" en la explanada del Templo, permanecía iluminado toda la noche...
Procesionalmente se iba a buscar el "agua viva" a la piscina de Siloé... Y durante siete días consecutivos, se vivía en chozas de ramaje en recuerdo de los años de la larga peregrinación liberadora en el desierto... En el Templo la alegría se expresaba mediante una "danza" alrededor del altar: en una mano se agitaba un ramo verde; la otra se apoyaba en el hombro del vecino, en una especie de ronda... se giraba alrededor del altar balanceándose rítmicamente y cantando "¡Hosanna! ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor!"
Segunda lectura: con Jesús.
** Según testimonio de los tres evangelistas sinópticos, Jesús se aplicó explícitamente este salmo (Mateo 21,42; Marcos 12,10; Lucas 20,17), para concluir la parábola de los "viñadores homicidas": "la piedra que desecharon los constructores, se convirtió en la ¡piedra angular!".
Jesús, se consideraba como esta "piedra" rechazada por los jefes de su pueblo (anuncio de su muerte), y que llegaría a ser la base misma del edificio espiritual del pueblo de Dios. El día de los ramos, los mismos evangelistas señalan cuidadosamente que la muchedumbre aclamó a Jesús con las palabras del salmo: "¡Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor!".
Resulta extraño pues poner este salmo en labios de Jesús: este Rey, no un rey de estos tiempos, sino del final de los tiempos, un rey mesiánico, un monarca que habla y que arrastra a toda la multitud en su "acción de gracias", es ¡El! Releámoslo en esta perspectiva. Hacer de este salmo la oración de Jesús de Nazaret no es nada artificial. Sabemos que El, efectivamente, cantó este salmo después de la comida de Pascua, cada año de su vida terrena, y particularmente la tarde del Jueves Santo, ya que hacía parte del Hallel al finalizar la comida Pascual.
Tercera lectura: con nuestro tiempo.
*** Sí, Pascua es el "dia que el Señor ha hecho". He ahí la ¡obra de Dios! Vanamente buscaríamos en el pasado la victoria o el acontecimiento histórico de Israel, en honor de los cuales se compuso esta exultante "Eucaristía", acción de gracias.
Es evidente que el salmista no conoció a Jesús de Nazaret, su muerte o su Resurrección; pero esperaba ¡al Mesías, al Rey, al ungido, al Christos.
Recitando este salmo con Jesús, el día de Pascua, cantamos la victoria de Dios sobre el mal. ¡Alegrémonos por este día de fiesta! ¡Jesús cantó su propia Resurrección, esa tarde!
Con Carlos G. Vallés.
Voces de Domingo de Pascua, gritos de victoria sobre la muerte, confianza en el poder de Dios, regocijo en el triunfo común y proclamación de este día como el más grande que ha hecho el Señor. Eso es este salmo rebosante de gloria y de gozo.
«¡Abridme las puertas del triunfo! El Señor está conmigo y me auxilia; no me entregó a la muerte. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo».
Esta es la liturgia de Pascua en el corazón del año. Pero para el verdadero cristiano, cada domingo es Pascua y cada día es domingo. Por eso cada día es Pascua, es «el día que ha hecho el Señor, el día en que actuó el Señor». Cada día es día de victoria y alabanza, de regocijo y acción de gracias, día de ensayo de la resurrección final conquistando al pecado, que es la muerte, y abriéndose a la alegría, que es la eternidad. Cada día hay revuelo de ángeles y alboroto de mujeres en torno a la tumba vacía. ¡Cristo ha resucitado!
«Este es el día en que el Señor ha actuado». ¡Ojalá pudiera decir yo eso de cada día de mi vida! Sé que es verdad, porque, si estoy vivo, es porque Dios está actuando en mí con su infinito poder y su divina gracia; pero quiero sentirlo, palparlo, verlo en fe y experiencia, reconocer la mano de Dios en los sucesos del día y sentir su aliento a cada paso. Este es su día, glorioso como la Pascua y potente como el amanecer de la creación; y quiero tener fe para adivinar la figura de su gloria en la humildad de mis idas y venidas.
«La diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa. No he de morir: viviré para contar las hazañas del Señor».
Que la verdad de fe penetre en mi mente y florezca en mis actos: cristiano es aquel que vive el espíritu de la Pascua. Espíritu de lucha y de victoria, de fe y de perseverancia, de alegría después del sufrimiento y vida después de la muerte. Ninguna desgracia me abatirá y ninguna derrota me desanimará. Vivo ya en el día de los días, y sé que la mano del Señor saldrá victoriosa al final. «El Señor está conmigo, no temo: ¿qué podrá hacerme el hombre?»
Yo solo no puedo conseguir el espíritu de Pascua por mi cuenta. Así como el Domingo de Pascua me encuentro en medio de los fieles que proclaman su fe y robustecen la mía con la unión de su presencia y la voz de sus cantos, así ahora también, día a día, necesito a mi alrededor al grupo amigo que afirme esa misma convicción y confirme mi fe con el don de la suya. Invito a la casa de Israel, a la casa de Aarón y a todos los fieles del Señor a que canten conmigo la gloria de Pascua para que todos nos unamos en el estrecho vínculo de la fe y la alegría.
«Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia».

Lectura junior del salmo.
Este es un canto festivo, en un ambiente en el que el pueblo ha construído chozas. Así evoca nuestros campamentos. Allí, rodeados por las chozas modernas, al amanecer rezamos la oración de la mañana. Son los mismos sentimientos de gratitud hacia Dios por todo lo que ha hecho y hace por nosotros, pero especialmente porque nos ofrece a Jesús. Empezamos la mañana mirando a Cristo, dándole gracias por ser Él la piedra sobre la que construimos el junior, el planning del curso, el dossier del campamento, la casa de nuestra vida. La alegría del junior brota de ahí, de haberle abierto la puerta del centro a Cristo, el único que nos salva.
Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3, 1-2)
Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios.
Comentario .
Son pocas pero muy sabrosas las líneas de esta segunda lectura. En ella nos presenta la realidad sobre la que se fundamenta nuestra existencia: el amor que Dios, el Padre, nos ha dado en una medida sobreabundante, hasta el punto de enviar a su propio Hijo al mundo para que tengamos la vida por él.
Mediante la cruz el hombre ha sido rescatado del pecado y elevado a una dignidad mayor, la de ser hijo de Dios.
Así la cruz nos redime del pecado y nos hace hijos de Dios. Los efectos de ella nos llegan a cada uno de nosotros mediante el bautismo.
Por eso es tan importante el bautismo para ser junior, pues es éste el sacramento mediante el cual el ser humano recibe el perdón de los pecados y es llamado hijo de Dios.
Sin embargo esto, paradógicamente, provoca en el mundo un rechazo y hostilidad, como bien experimentaron los primeros cristianos y experimentamos nosotros en nuestra sociedad. No es raro que el mundo (los que no creen, los que pasan de Dios y de la Iglesia,...) no quiera saber nada de Dios y de la Iglesia. Nos lo ha indicado el apóstol. El mundo no nos conoce porque no conoce a Dios. Entendiendo conocer no sólo algo intelectual sino más en el lenguaje de la relación de amor (el novio conoce a la novia). El mundo no ama a la Iglesia porque no ama a Dios. La sociedad rechaza al junior porque no acepta a la Iglesia y no acepta a la Iglesia porque no cree en Dios.
Así en estos tiempos donde nos cuesta sangre, sudor y lágrimas conseguir que vengan los niños al centro, este texto nos ilumina y nos aporta la dosis de realismo. Si fuésemos una ONG dedicada a la naturaleza igual vendrían más niños, pero entonces no seriamos fieles a Cristo, estaríamos en la mentalidad del mundo. Y nosotros no somos del mundo porque conocemos a Dios y le amamos. Pero esto, como en tiempos de Juan, tiene un precio.

Evangelio.
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús:
— «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla.
Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»
Palabra del Señor

Comentario .

En el discurso del buen pastor Jesús prosigue y profundiza en la autorrevelación mesiánica. Él es el pastor que se contrapone al asalariado.
El primero no abandona las ovejas cuando éstas se encuentran en peligro, mientras el segundo sólo tiene n cuenta salvar su propia vida y sus intereses.
Pero Jesús da un paso más. Porque el buen pastor no da la vida por las ovejas, las defiende y se enfrenta al lobo. Y es que este pastor es diferente, pues no tiene un corazón humano, sino divino. Su escuela es la escuela del Padre que se entrega totalmente a cada persona, de una forma absoluta y desinteresada.
Por otra parte Jesús no habla de sus ovejas sino del Padre. Su misión es reunirlas para entregarlas a Dios Padre.
También nosotros, como monitores y educadores juniors, estamos llamados a ser como el buen pastor, que cuida de los niños y no abandona el centro cuando hay problemas y dificultades. También nosotros hemos de ser conscientes que los niños no son nuestros sino de Dios. No es “mi grupo”, sino el “grupo del Padre que yo cuido”. Al igual que los sacerdotes tenemos claro que vosotros no sois nuestras ovejas, sino del Padre que os ha entregado a la Iglesia y el Obispo en nombre de la Iglesia os entrega a nosotros, no para que seamos asalariados sino para que demos la vida por vosotros y vosotras. Como consiliarios hemos de quereros y amaros, no por lo que hacéis o por como sois, sino porque sois ovejas del Padre y si andáis extraviaros no podemos dejaros por imposible, sino ir a vuestro encuentro, con paciencia y afecto llevaros al rebaño del Padre, la Iglesia.
Preguntas para reflexionar

Estamos acostumbrados a decir a Dios, Padre, Papá.
Pero, ¿te sientes realmente hijo/a de Dios, y vives con la alegría y tranquilidad que da tener por padre a Dios?
¿Reconoces y tratas a las demás personas como hermanos/as tuyos/as?
¿Qué tan buen pastor eres de jóvenes que andan como ovejas descarriadas?

En la primera lectura hemos visto la respuesta de Pedro:
¿Cómo muestra el apóstol que sólo en Jesús hay salvación?
¿Cómo vives tú esta realidad de que Jesús es tu único salvador, el único que va a llenar tu vida de felicidad y sentido?
¿Cómo lo muestras tú en el Centro o entre los amigos y compañeros?
En el salmo hemos descubierto a Jesús la piedra angular:
¿Construyes tu vida sobre Cristo y el Evangelio?
¿Proyectas las actividades de tu centro junior desde la enseñanza de Jesús?
¿Jesús es sinónimo de alegría para ti y para tu centro?
En la segunda lectura hemos escuchado que somos hijos de Dios:
¿Qué se requiere para reconocernos hijos de Dios?
¿En qué se nota en nuestro movimiento junior que lo somos?
En el Evangelio Jesús nos ha presentado los rasgos del buen pastor y por tanto del buen educador:
¿Eres buen pastor que da tu tiempo sin esperar nada?
¿O más bien eres asalariado que está en el centro por cobrar, es decir, recibir a cambio de tu tiempo el afecto de los niños, el calor de un grupo humano, la satisfacción del sentirte útil,...?
Así pues, ¿por qué estás en el Centro Junior? ¿por Jesús o por ti?
Y ¿para qué estás en él? ¿para recibir o para dar?
¿Cómo das tu vida por las ovejas, por tu grupo?
Ante las dificultades durante el curso o durante un campamento, ¿cómo actúas?
¿Estás dispuesto a dejarte matar por los lobos de la incomprensión, la falta de resultados, el cansancio, las crisis,...?
¿Te sientes enviado por Cristo a través de la Iglesia?
¿Qué has hecho cuando los niños dejan de ir a las actividades?
¿Te preocupas para que vuelvan?
¿Te sientes Iglesia y miembro vivo de ella, instrumento de Cristo?
¿Vives tu ser monitor como ser instrumento de Cristo, pastor del Padre?





Dinámica para educadores y niños
-Les entregamos la ficha tomada de las catequesis vocacionales para adolescentes (http://www.pastoralvocacionalvcia.org/secciones/catequesis/Adolescentes/catequesis%20adolescentes_ok.pdf ). Aquí las tienes transcritas, si bien en la web la encontrarás maquetadas.

-Objetivo: descubrir que la llamada a ser sacerdotes nace del encuentro con Jesús como amigo y es lo que da sentido a la propia vida.

DINÁMICA I.

Primer momento. Experiencia personal.

-Cuatro experiencias:

Juan, 2º ESO: Ayer enterraron a Felipe. Ya sé que no llevaba casco, pero eso no es excusa para que muriera. Creo todavía que estoy soñando. Estoy convencido que llegará como siempre con la clase empezada, a toda leche, y entrando con mil excusas, pero su sitio no se ha llenado, la puerta no se abre, y todos estamos con un nudo en la garganta que no nos deja respirar.

Mariam, 1º Bachiller: lleva dos días sin enviar ningún mensaje y no me ha hecho ninguna llamada perdida. Muchas veces me ha dicho que cortaba, que le agobio, que pasa... pero siempre ha sido una rabieta, al día siguiente todo ha sido como antes. Que si perdona, que si ya sabes como soy, que si soy la más guay.... Pero esto es diferente, se acabó...

Tommy, 4º ESO: a ver hoy me encuentro. Ayer mi madre estaba llorando y mi padre sólo hacía que gritar que eso era un infierno... Yo llegué y me metí en mi cuarto, ya estoy harto de tanta bronca. Un día sé que mi padre se largará, a veces tengo ganas de que llegue ese día, aunque sólo pensarlo... Luego sales y pon buena cara, a nadie le importa que mis padres sean unos bulleros.

Pilar, 1º ESO: mañana dan las notas, pero yo lo tengo claro... Y lo peor es ir a casa, montar el cuadro, aguantar marea y hacer como sí pasara del tema... ¿no se dan cuenta que no puedo?, ¿no ven que no llego?, ¿se pensarán que me molesta suspender?... Yo no soy tan perfecta: me entretengo con una mosca, no me centro aunque quiera y entre el móvil, el tuenti, el face-book y el messenger... ya me gustaría cambiar... pero es imposible.




-Les preguntamos:
¿Qué les ha ocurrido?
¿cómo se encuentran?

-Les pedimos que recuerden y escriban algún momento en los que ellos han vivido situaciones de dificultad por estas u otras razones. Si lo vemos conveniente lo ponen en común.

-Les preguntamos:
¿Os habría gustado contar con alguien?
¿De qué os habría servido?
¿En qué os habría ayudado a afrontar la situación?
Se trata de que reconozcan la importancia de vivir estos momentos desde la ayuda a los demás.

Segundo momento. Experiencia de los apóstoles (Lucas 24, 13-35).

-Los discípulos abatidos:
Dos discípulos, que iban de camino a Emaús, conversaban entre sí acerca de lo que había pasado. Mientras, Jesús mismo se acercó y se puso a caminar con ellos, pero no le reconocieron. Él les dijo: ¿qué discusiones son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando? Y ellos se detuvieron, y con semblante triste respondieron: lo de Jesús el Nazareno, un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; como los principales sacerdotes y nuestros gobernantes le entregaron a sentencia de muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que Él era el que iba a redimir a Israel, algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron diciendo que habían visto una aparición de ángeles que decían que Él vivía. Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a Él no le vieron.
¿Cómo se encuentran los apóstoles y por qué?

-Los discípulos caminan con Jesús:
Entonces Jesús les dijo: ¡Qué torpes y tardos d corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras?
¿Qué hace Jesús?





-Los discípulos transformados:
Se acercaron a la aldea adonde iban, y Él hizo como que iba más lejos. Y ellos le instaron, diciendo: quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al otro: ¿no ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos.
¿Qué les pasa a los apóstoles?, ¿por qué? ¿qué hacen?

Tercer momento. Experiencia de los sacerdotes.

-¿Qué sabes?
¿Cómo se llama tu consiliario? ¿y los otros sacerdotes de la parroquia, si los hay?
¿De dónde es?
¿Cuántos años es sacerdote?
¿Cuándo entró en el seminario?

-¿Qué piensas?
¿Por qué crees que es sacerdote?
¿Podría dedicarse a otra cosa?

-¿Por qué no le preguntas?
Todo lo que no has sabido contestar antes.
Y además: ¿desde cuando quisiste ser sacerdote?, ¿cómo te sentiste llamado por Jesús?
Y aquello que se os ocurra.
Sería muy interesante trabajar las preguntas en el grupo y después tener un encuentro del centro con el consiliario y realizarle una entrevista entre todos. También, si el consiliario lo desea, y aprovechando las nuevas tecnologías, se puede hacer una proyección de un “power” con fotos significativas (ordenación sacerdotal, primera misa, parroquias donde estuvo, campamentos, celebraciones,...).
Comparte en grupo:
En otro momento u otra sesión.
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención del encuentro con el sacerdote?
¿Te esperabas estas respuestas?
¿Piensas que ser sacerdote merece la pena?
¿Cómo crees que Jesús sigue llamando a personas a ser sacerdote?

DINÁMICA II.

Primer momento. Experiencia personal.

Un día ocurre algo que quieres contar a tu amigo... ¿sabes qué? Coges el móvil, pero... ¡No hay cobertura!, ¡no tengo batería!, ¡mi saldo! ¿Has estado incomunicado alguna vez?, ¿qué querías comunicar?, ¿qué te impedía?, ¿cómo te has sentido?, ¿por qué era tan importante contarlo?

Segundo momento. Experiencia bíblica.

Lc 2, 8-20: los pastores necesitan comunicar una noticia importante, ¿en qué consiste esa noticia? ¿cómo la trasmiten? ¿por qué lo hacen?

Jn 4, 29.39: la samaritana necesita comunicar una noticia, ¿en qué consiste esa noticia? ¿cómo la trasmiten? ¿por qué lo hacen?

Hch 5, 40-42: los apóstoles necesitan comunicar una noticia importante, ¿en qué consiste esa noticia? ¿cómo la trasmiten? ¿por qué lo hacen?

Tercer momento. Experiencia de los sacerdotes.

Ver el DVD del seminario.

Leer en voz alta las definiciones sobre el sacerdocio.

Puntuarlas personalmente del 1 al 10 (1 la menos importante y 10 la más importante): vivir la vida con la alegría propia del que se sabe seguidor de la Verdad; entender el valor de la entrega a los demás; enriquecer la comunidad; crear comunidad; facilitar la comunicación con todos; ser cercano; ser amigo, crecer en la amistad; acercar a los demás la Palabra y el testimonio; comunicar el mensaje para cambiar la realidad; vivir la fe.

Ponerlas en común, intentando consensuar las tres más importantes.

Leer este testimonio: el Señor continua en nuestro interior llamándonos, y llamándonos a su servicio. Además, no obstante yo si que entiendo porque he pasado por ello precisamente, si que entiendo a jóvenes que sintiendo esa inexplicable atracción en su interior, en el fondo sienten un vértigo de dar su vida ,porque realmente es un salto. Un salto de generosidad y claro, eso da miedo, porque piensas que te van a robar, o a quitar algo de lo que tenías. Pero yo os puedo decir que no es así ,que tienes todo lo que tenías pero aumentando y aumentado con el sentido de la fe, de la verdad y de la libertad. De manera que uno puede seguir siendo joven, puede seguir llevando su vida, estar con sus amigos, ir al cien, relacionarse con todas las personas pero además hacerlo dando y regalando el sentido de la vida a los demás” (Pablo, sacerdote).
Contestar a la ficha: ¿estás de acuerdo con Pablo? ¿el Señor continúa llamando a jóvenes para su servicio? ¿se siente vértigo de dar la vida? ¿Jesús quiere robar o quitar algo de lo que tenemos? ¿se puede seguir siendo joven dando sentido de la vida a los demás?

DINÁMICA III.

Primer momento. Experiencia personal.

-Escribe algún hecho de tu vida en el que has ayudado o servido a alguien desinteresadamente, ¿qué ha supuesto para ti?

-Un día ves la necesidad de ayudar a alguien, ¿qué harías? ¿a qué tipo de personas pedirías ayuda? ¿lo dejarías pasar o te involucrarías? ¿darías parte de tu tiempo? ¿darías toda tu vida? ¿por qué?

Comenta la definición:
Servicial: referido a persona que siempre está dispuesta a complacer y atender a los demás.
Servicios: favor que se hace a alguien.

Segundo momento. Experiencia bíblica.

-Leemos Jn 1,35-39

-Respondemos:
¿Qué buscan estos discípulos?
¿Cómo encuentran aquello que buscan?
¿Por qué se fían de Jesús?

Tercer momento. Experiencia de los sacerdotes.

-Proyectamos el DVD del Seminario.

-Anotamos lo que están haciendo los sacerdotes que aparecen en él.

-¿Qué otras cosas forman parte de la misión de los sacerdotes y no aparecen en el dvd?

-¿Qué pasaría si nadie hiciera estas cosas?

Misa de Niños
Monición de entrada.
Hoy celebramos el Domingo del Buen Pastor, en el que nos damos cuenta de como Jesús nos ama, como un pastor bueno que da la vida por nosotros. Además es el primer domingo de mayo y es el día de la Madre. Ellas como Jesús también nos defienden de las personas que nos quieren hacer daño y cada día nos alimentan.
La misa es un buen momento para acordarnos de ellas y pedirle a la Virgen María por todas nuestras madres, para que Jesús cuide de ellas y las proteja.

Señor, ten piedad.
Como el día de Pascua también hoy el sacerdote va a rociar nuestras cabezas con el agua que fue bendecida en la Vigilia Pascual, con eso queremos expresar nuestro deseo de que Jesús nos limpie de nuestros pecados para así estar preparados para recibirle en la primera comunión.

Monición a las lecturas.
En la primera lectura escucharemos como los apóstoles no tenían miedo de anunciar a las enseñanzas de Jesús, porque sentían que era Él quien les enviaba. En la segunda san Juan nos dirá como es el amor que Dios nos tiene, tan grande que nos hace hijos suyos.

Monición al evangelio.

Juan ¡Hola! ¿De dónde venís?
Alumno 1 Del "cole", esperamos a nuestros padres.
Alumno 2 Yo espero a mi abuelo.
Alumno 3 Yo a mi hermano mayor.
Juan O sea, esperáis a los buenos pastores.
Alumno 1 ¿Quééé?
Alumno 2 Mi papá dice que no hable con gente desconocida.
Juan ¡Claro!, puede tratarse de un mal pastor.
Alumno 3 ¿Quién eres tú? ¿Por qué dices esas cosas tan raras?
Juan Soy Juan, un amigo de Jesús.
Alumno 2 ¡Ah! ¡Ya! ¡Qué bien!
Alumno 3 ¿Y qué tiene que ver Jesús con los pastores?
Juan Jesús es el buen Pastor. Estad atentos y veréis lo que Jesús nos dice en el Evangelio.
Peticiones.
Por el Papa Benedicto, nuestro obispo Carlos y todos los pastores; para que nos ayuden a seguir a Jesús por el camino que Él nos dice. Roguemos al Señor.
En este domingo del Buen Pastor pidamos por José y todos los sacerdotes, para que les ayudemos con nuestra oración y comprensión. Roguemos al Señor.
Por los que se dedican a cuidar de los rebaños, para que cuidemos los valles y montañas y así puedan alimentar sus ovejas y cabras. Roguemos al Señor.
Por nuestras madres, para que siempre nos portemos bien con ellas y Dios cuide de ellas, especialmente de aquellas que están enfermas, para que se curen pronto. Roguemos al Señor.
Por nosotros, para que la Virgen María cuide de nosotros y de nuestras familias. Roguemos al Señor.

Ofrendas.
Un cayado, flores con la palabra GRACIAS, un anillo, el pan y elvino.



















FUENTES
Textos bíblicos: www.archivalencia.org
Comentarios a las lecturas: Lectio Divina para cada día del año 4. Verbo Divino.
Comentarios a los salmos: Noel Quesson. 50 Salmos para todos los días. Tomo II. Paulinas. Carlos G. Vallés. Busco tu rostro. Orar los Salmos. Sal Terrae. En www.mercaba.org ( en el pan de la Palabra de Dios).

Preguntas para reflexionar y dinámica para educadores: Diálogos Semanales con Jesús – Libro 3. Verbo Divino.

Dinámica para niños: Catequesis vocacionales para la adolescencia. Pastoral vocacional Archidiócesis de Valencia.

Misa de niños: Misa familiar de Javier Leoz. En www.mercaba.org (Javier Leoz) y Tiempos Litúrgicos – Ciclo B de Juniors m.d. Evangelios Escenificados (trabajo realizado por los salesianos).

Dibujos: www.diocesismalaga.es y www.cruzblanca.org

Domingo III Tiempo Pascual. 26 de Abril de 2009

LECTURAS Y COMENTARIOS

Primera lectura.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 13-15. 17-19

En aquellos días, Pedro dijo a la gente:
«El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando habla decidido soltarlo.
Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.
Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que habla dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados. Palabra de Dios.


Comentario.
Durante el tiempo de pascua la primera lectura se toma del libro de los Hechos de los Apóstoles.
En este domingo Pedro y Juan acaban de curar a un mendigo tullido de nacimiento y, por eso, excluido del templo. La curación ha sido realizada con el poder del nombre de Jesús. El episodio suscita estupor entre la gente, por lo cual, Pedro toma la palabra y explica el significado del milagro.
En el discurso Pedro toma como punto de partida las profecías del Antiguo Testamento, seguidamente presenta a Jesús como el Siervo de Dios (recordemos los cuatro cánticos del Siervo de Yahvé comentados en el Destellos especial de Semana Santa) no reconocido por el pueblo, rechazado y condenado a una muerte injusta.
Sin embargo la muerte no es más fuerte que la vida y no son los hombres los que conducen la historia, sino Dios, que con su poder a resucitado al Siervo fiel, Jesucristo.
Los apóstoles son testigos de este hecho y participan de la vida divina que les ha comunicado el Resucitado.
El poder de curar a los enfermos tiene el origen en Jesucristo y el fin en el arrepentimiento y la conversión, que lleva al bautismo y a la unión con Jesús.

Salmo responsorial

Sal 4, 2. 7. 9 (R/.: cf. 7)


R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.
O bien: Aleluya.

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración. R/.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?» R/.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R/.


Comentario.
Primera lectura: con Israel.
Este salmo es la oración de un "fiel", un hombre religioso de Israel consciente de ser amado por Dios. Ahora bien, no ora sino que grita hacia Dios, pues siente amenazada su fe por el paganismo que le rodea. Así su gran angustia, es estar literalmente sofocado por los paganos que lo rodean: este paganismo, este ambiente materialista, diríamos hoy, es atrayente, aun para un fiel. Recurre entonces a una antiquísima costumbre religiosa usada en muchas de las religiones antiguas: "pasará una noche en el Templo", haciéndose el "huésped de Dios", esperando el favor de un "sueño profético" en que Dios le hablará.
De hecho, en el fondo de sí mismo, en su fe, escucha decir a Dios que la vida "sin Dios" es "nada", una "carrera hacia la mentira", una vida engañosa. La verdadera felicidad no está en la abundancia de bienes materiales, sino en "la intimidad con Dios": "alza sobre nosotros la lumbre de tu rostro... Diste a mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y d vino".

Segunda lectura: con Jesús.
Leyendo este salmo, pensamos necesariamente en la parábola en que Jesús pone en escena un rico campesino cuyas "cosechas y vendimias" fueron de tal magnitud, que pensó en ampliar sus graneros. Jesús, igual que el salmo, denuncia con fuerza la ilusión de los hombres que se apoyan únicamente en sus bienes materiales. "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás os vendrá por añadidura" (Lucas 12,18- 12,31).
Jesús afirmó a menudo que la verdadera felicidad, "lo único necesario", era la vida íntima con Dios. Así Jesús vivió esta paz y esta confianza total en el Padre, hasta en su reposo en el sepulcro, esperando "en paz" la resurrección. "En paz me acuesto y me duermo, porque Tú me haces reposar confiadamente, Señor".
Jesús hablaba de la muerte como una especie de "sueño". "Nuestro amigo Lázaro duerme, voy a despertarlo" (Juan 11, 11). Finalmente la absoluta confianza en la oración, que testimonia este salmo ("El Señor me oye cuando lo invoco"), era igualmente la certeza de Jesús: "pedid y recibiréis... Golpead y se os abrirá" (Mateo 7,7).
Las numerosas correspondencias entre el salmo 4 y el evangelio, no son fortuitas; Jesús estaba realmente impregnado de esta oración. Los salmos, este salmo, era "su" oración. La oración de Jesús se prolonga en nosotros, cuando recitamos este salmo.
Tercera lectura: con nuestro tiempo.
El hombre moderno, igual que el hombre de todos los tiempos, está ávido de felicidad. Hay algo profundamente melancólico en este problema: "¿Quién nos dará la felicidad?".
Esta especie de pesimismo cunde en nuestras civilizaciones occidentales, pese a apariencias contrarias. La "sociedad de consumo" produce una especie de desencanto. Bien pagado, bien alimentado, bien instruido, bien abrigado, bien alojado... El hombre sigue preguntando: "¿Quién nos dará la felicidad?". ¡Qué valiosa es la profesión de fe del salmista, que se atreve simplemente a afirmar que él es feliz, que es más feliz que todos aquellos que superabundan en bienes materiales! "¡Diste a mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y el vino!".
Engañarse de felicidad: la "carrera hacia la mentira". Los bienes terrenos son necesarios. Pero quien va al extremo se engaña sobre la felicidad. Estamos seguros de una cosa: ¡que esos bienes son frágiles, fútiles, engañosos, decepcionantes! El autor de este salmo opone un rechazo total a la ambición que llevamos dentro hacia esos bienes engañosos. Estigmatiza esta búsqueda desenfrenada de la "carrera hacia la mentira, el amor de la nada": corréis hacia el "vacío" cuando os dejáis absorber por los negocios... Os equivocáis sobre la verdadera felicidad. "No sólo de pan vive el hombre" (Mateo 4,4). La invitación tanto de Jesús como del salmo, es no tanto de reducir nuestros deseos, cuanto de colocarlos más alto.
Para un verdadero sueño reparador. La fórmula del salmista es pintoresca y de una elocuencia nada banal. "En paz me acuesto y me duermo"... ¡Hace de este equilibrio un signo de su "fe"! No está turbado, no está tenso, aun en medio de sus cuidados... Su secreto, es poner su confianza en Dios. Confiesa que se duerme tranquilo y que se despierta bien dispuesto, la mañana siguiente, pasada una buena noche: "me acuesto, me duermo, luego me despierto; el Señor me protege, no temo a los muchos millares que en derredor mío acampan contra mí" (Salmo 3,6), cantaba el salmo anterior, casi con las mismas palabras. Jesús, era alguien que sabía dormir, aun en medio de las fuertes tempestades, y decía que Dios cuida del trigo que crece aun cuando el agricultor duerma (Marcos 4,27).
Oración de la tarde antes de acostarse. Este salmo es tradicionalmente utilizado como oración de Completas. Es una bella oración vespertina. Decir a Dios que El es nuestro "único necesario". Hacer "silencio" haciendo callar las preocupaciones. ("Yo os digo, no os inquietéis", decía Jesús a sus discípulos. Lucas 12,22). Promover en nosotros mismos los valores de "paz", de "tranquilidad", de "felicidad". Luego entregarnos al sueño confiando que la acción misteriosa de Dios continúa en nosotros mientras dormimos. Tener "confianza" en Dios (la palabra se repite dos veces en el salmo) y sepultarse en esta muerte aparente que es el sueño, con la certeza del "despertar".
Reflexionad en lo secreto, haced silencio, no pequéis más. Al caer la tarde, es hora del balance, de la "revisión de vida". Han ocurrido quizá cosas desagradables o malas en esta jornada. Es el momento de "reflexionar" en ellas, y de "convertirse". Señor, rectifica en mí lo que no corresponde a tu amor. Perdona mis pecados.
Con Carlos G. Vallés.

El día toca a su fin, un día de alegrías y trabajos, de ratos de intimidad y ratos de ansiedad, de momentos de impaciencia y momentos de satisfacción. Me quedo solo, dispuesto a volver a ser yo mismo por la noche, y una última oración sube a mis labios antes de cerrar los ojos.
«En paz me acuesto... y en seguida me duermo»
Esa es mi oración, la oración de mi cuerpo cansado después de un día de duro bregar. El sueño es tu bendición nocturna, Señor, porque la paz ha sido tu bendición durante el día, y el sueño desciende sobre el cuerpo cuando la paz anida en el corazón. Me has dado paz durante el día en medio de prisas y presiones, en medio de críticas y envidias, en medio de la responsabilidad del trabajo y el deber de tomar decisiones. «Tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino», y el cuidado que has tenido de mí a lo largo del día me ha preparado tiernamente para el descanso de la noche.
Conozco los temores del hombre del desierto al echarse a dormir, el hombre que sacó estos Salmos de su experiencia y de su vida. El miedo del animal salvaje que ataca de noche, del rival sangriento que busca venganza en la oscuridad, de la tribu enemiga que asalta por sorpresa mientras los hombres duermen. Y conozco mis propios temores. El miedo de un nuevo día, el miedo de encontrarme de nuevo cara a cara con la vida, de enfrentarme conmigo mismo en la luz incierta de un nuevo amanecer. Miedo a la oposición, a la competencia, al fracaso; miedo a no poder aguantar el esfuerzo de ser otra vez como debo ser, como me obligan a ser, como otros quieren que yo sea; o, más adentro, miedo a que no sabré sustraerme a la esclavitud de ser lo que otros quieren que yo sea y portarme como quieren que me porte. Miedo a ser yo mismo y miedo a que no me dejen serlo.
Al acostarme tengo miedo a no volver a levantarme; y al levantarme siento pánico por tener que enfrentarme una vez más al triste negocio del vivir. Ese es el miedo visceral que pesa sobre mi vida. Su único remedio está en ti, Señor. Tú velas mi sueño y tú guías mis pasos. Tu presencia es mi refugio; tu compañía, mi fortaleza. Por eso puedo caminar con alegría, y ahora, llegada la noche, acostarme con el corazón en paz.
«En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo».


Lectura junior del salmo.
Uno de los recuerdos más bellos que conservo de los campamentos con el Centro Junior Foc de Riba-roja del Turia, en Siete Aguas, era la capilla y en concreto, las completas.
Concluida la jornada, con los niños sumergidos en las tiendas y antes de revisar el día, entrábamos en la capilla, austera y franciscana. Allí nos acompañaba Jesús, presente en el sagrario. Con la sola luz de las linternas rezábamos completas.
La vida de un campamento tiene sus momentos de luz y de oscuridad. La luz del vivir rodeados por la naturaleza, la luminosidad que transmiten los niños, los destellos de la amistad del equipo de monitores, el resplandor de las cocineras, sirviendo a los acampados.
Pero también tiene sus sombras: las largas horas de trabajo, los conflictos, las pocas horas de dormir, el cansancio,...
Y al llegar la noche todo ello se asienta en el equipo de monitores. A veces como una presa que sucumbe a la presión de las aguas, estalla que anega la armonía entre los monitores.
Por eso las Completas ayudan y en concreto este salmo rezado el sábado por la noche. Como cristianos, al final de la jornada, descubrimos la paz no en lo que nos ocurre, sino en Dios. Y por eso, porque confiamos en Él depositamos todas nuestras preocupaciones, concientes que tras la noche viene la luz, y dormimos en paz, porque Él nos hace vivir tranquilos.


Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 1-5
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis.
Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.
Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos.
Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

Palabra de Dios.
Comentario .
Tras haber expresado el simbolismo de la luz y de las tinieblas, el contraste entre la justicia de Dios y de Cristo, por una parte, y el pecado del hombre, por otra, Juan invita a los creyentes a considerar, con detenimiento, la orientación que deben dar a su propia vida.
El Apóstol que ha visto y tocado con sus propias manos a Cristo nos escribe con autoridad, exhortándonos a evitar el pecado y reconocer el amor y la misericordia.
El hombre y la mujer, heridos por el pecado, son justificados por el sacrificio de Jesucristo en la cruz, el cual permanece para siempre como intercesor nuestro ante el Padre y abre el amino de retorno a Dios.
Ahora bien no podemos hacernos la ilusión de amar a Dios sino guardamos sus mandamientos y no cumplimos su voluntad en las situaciones concretas de la vida.
Humildad y obediencia son, por consiguiente, dos rasgos que deben caracterizar al cristiano. Ambas le hacen capaz de dar acogida al amor perfecto, al mismo Espíritu Santo que lo configura con Cristo como persona entregada a los demás, sin esperar nada a cambio.




Evangelio.
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 35-48
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: — «Paz a vosotros.»
Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.
Él les dijo: — «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: — «¿Tenéis ahí algo que comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: — «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse.»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: — «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»
Palabra del Señor

Comentario .

Nos encontramos en la noche del día de Pascua. Los once apóstoles que quedan se han reunido en el cenáculo, esperando la puesta del sol y la caída de la noche.
De improvisto, el Resucitado, que ya se ha hecho reconocer por los discípulos de Emaús, aparece en medio de ellos, mejor aún, está entre ellos.
De nuevo el Evangelio subraya la dificultad que les supone creer, así como la benévola comprensión de Jesús, que no se cansa de ofrecer distintos modos de reconocimiento: los signos de su crucifixión y la comida compartida.
Presentada la crónica de los acontecimientos, el evangelista ilumina la muerte y resurrección, es decir, el Misterio Pascual, con la Palabra de Dios, la Biblia.
Todo el relato conduce a la misión: los testigos de la resurrección están llamados a anunciarla a todas las naciones, predicando en el nombre de Jesús la conversión y el perdón de los pecados.
Preguntas para reflexionar

La curación del paralítico por parte de Pedro:
¿Es nuestra fe como la del paralítico, suficiente para obtener la nueva vida que quiere Jesús para nosotros?
¿Estamos dispuestos como Pedro a dar testimonio de Jesús?
Para la primera comunidad cristiana Jesús lo era todo. Animados por el Espíritu el libro de los Hechos nos relata como los cristianos vivían para Jesús. Entusiasmados por Él le anunciaban en todos los lugares. ¿Lo es para nuestro centro junior?
En el grupo y las actividades que realizamos con ellos, ¿qué es más importante para nosotros: un buen juego para que se lo pasen bien o anunciarles a Jesucristo, mediante el juego?

El salmo:
¿Cuáles son las dificultades que encontramos en el centro junior?
¿En qué nos vemos tentados a abandonar a Dios?
¿Ante las dificultades y crisis recurrimos a la oración para encontrar en ella la pa z y tranquilidad?
¿La fe en Dios nos hace mirar los contratiempos con otra mirada, la del creyente que confía en Dios incluso en las malas noches de la vida?

La carta de Juan:
¿Creemos en Jesús?
¿Si iluminamos la realidad de nuestro centro con las palabras de Juan qué obtenemos?
¿Cómo podemos guardar los mandamientos de Dios?

Evangelio:
¿En aquella comunidad los discípulos acogieron la presencia de Cristo y nosotros?
¿Buscamos a Jesús en nuestro centro?
¿Dónde encontramos al Resucitado?
Hablando claro, ¿realmente abrimos la puerta a Jesús en las reuniones, los juegos y actividades tanto con los monitores/educadores como con los niños?







Dinámica para educadores

Nos distribuimos en tres grupos.

El primero mediante una lluvia de ideas aportará experiencias de Jesús vivo y activo hoy en día, es decir, dónde le encontramos.
El segundo mediante una lluvia de ideas aportará testimonios cristianos que necesita nuestra sociedad.
El tercero mediante una lluvia de ideas nos ofrecerá maneras de ser testigos de Cristo en el centro junior, la parroquia, la familia, los amigos, el estudio, el trabajo, los grupos asociativos (festeros, comparsas, peñas, equipos deportivos, sindicatos, partidos políticos,...)

Debate:

Los testigos: defenderán que vale la pena dar la vida por Jesús, ser buen junior siendo buen cristiano y anunciando el Evangelio.
Los perseguidores: criticarán la actuación y la fe de los cristianos como algo propio del paleolítico.

Oración:

Sentados alrededor de la Biblia, un icono y una luz encendida.
Pedimos al Espíritu de Dios que nos guíe y nos transforme.
Con las manos palmas arriba: Señor, queremos comunicar el Amor que nos envía tu Espíritu.
Con los pies levantados un poco: Señor, queremos caminar por donde nos guíe tu Espíritu.
Con las manos en los bolsillos: Señor, queremos compartir nuestro tiempo y nuestras cosas con aquellos que el Espíritu nos presente en nuestro camino.
Con las manos en la cabeza: Señor, queremos iluminar nuestra forma de ver el mundo y de pensar con tu Espíritu.
Con las manos sobre el corazón: Señor, queremos amarte a ti y amar a los demás, llenando nuestro corazón de tu Espíritu.
Con los oídos: Señor, queremos escuchar al necesitado y descubrir en su clamor la voz del Espíritu.
Con la lengua tocando los labios: Señor, queremos llevar el Evangelio a todos los que nos rodean, impulsados por tu Espíritu.





Dinámica para niños
Sentados los niños formando un círculo, el educador va diciendo:
Con las manos abarcamos las cosas.
Extendemos los brazos, los alargamos todo lo que podamos hacia arriba y hacia los lados.
Con las manos tocamos:
Con los ojos cerrados empezamos a tocar nuestra cara, cada una de las facciones de nuestra cara, despacio.
Con las manos trabajamos:
Tomamos con las manos una hoja de periódico y tratan de hacer una figura de papiroflexia.
Con las manos recibimos:
Mirando las manos piensan en cuantas cosas pueden caber en sus manos: otra mano, unas monedas, un objeto,... Seguidamente llenarán la mano del compañero con algo propio (el reloj, unas monedas, la pulsera,...).
Con las manos somos libres:
Cada uno lo expresará como crea mejor (brazos abiertos, manos que acogen,...)
Con las manos rezamos:
Cada uno con las manos juntas realiza una pequeña oración, bien de petición (por el centro, por un problema familiar, por la crisis económica,...) bien de alabanza (por un examen aprobado, por el buen tiempo que hacen, por los padres,...).
Leemos este texto:
Cuentan que el Creador, una mañana, llamó a su lado a varios de los seres creados y les dijo:
-Para que podáis multiplicar mi generosidad, quiero regalaros mis propias manos para que sean vuestras. ¿Qué os gustaría tener en ellas? ¿qué haríais con ellas?
Y algunas de las criaturas llegaron ante el Creador para decirle:
La montaña: Quiero extender mis espacios de altura, para que corran ríos de agua, cual manos de vida y verdor.
El árbol: Quiero extender mi altura, haciendo que mis ramas ofrezcan frutos, alimento gratuito.
El hombre: Quiero salir fuera, para con las manos buscar al hermano y abrazarle.
Les preguntamos:
¿Qué estamos dispuestos a hacer con nuestras manos para justificarlas ante el Creador?
Oramos:
Cada uno responde con una oración de petición que comience así: Señor, haz de mis manos un instrumento de tu paz, que con ellas pueda (ayudar a mis padres en la mesa, abrazar a mi abuela enferma, ayudar a un compañero en los estudios, acompañar a mi abuelo a comprar,...).
Misa de Niños
Monición de entrada.
Buenos días a todos. Feliz Pascua de Resurrección.
Sí, amigos, seguimos celebrando con las flores, la luz y el agua que Jesús ha resucitado. ¿Nos damos cuenta de lo que esto supone? También nosotros resucitaremos.
Mientras esto nos llega venimos a misa para ser más amigos de Jesús. Por qué Él no sólo resucitó sino que se encuentra vivo entre nosotros.
Nos encontramos con Él en el sacerdote, en las lecturas, en el pan y vino, en cada uno de nosotros.
Como los apóstoles sintámonos muy felices de tenerle cerca, en esta misa.

Señor, ten piedad.
Como el día de Pascua también hoy el sacerdote va a rociar nuestras cabezas con el agua que fue bendecida en la Vigilia Pascual. Con este signo nos recuerda que gracias al agua del bautismo todos nuestros pecados fueron borrados y perdonados.

Monición a las lecturas.
Vamos a escuchar las lecturas del tercer domingo de Pascua. En la primera Pedro nos recordará que Jesús ha resucitado. En la segunda Juan que Él está todos los días pidiendo al Padre por nosotros y en el Evangelio escucharemos como se apareció a sus amigos la noche de pascua.

Monición al evangelio.

Discípulo 1 ¿Pero cómo no le conocisteis? ¡Vaya par de despistados!
Emaús Eso pensamos nosotros después y... ¡qué rabia! Hasta que no partió el pan, lo bendijo y nos lo dio, ¡estuvimos ciegos!
Discípulo 2 ¡Cómo si hubiese muchas personas iguales al Maestro!
Emaús El caso es que cuando nos dimos cuenta de quién era, corrimos, corrimos para venir a avisaros.
Discípulo 1 Pues os podíais haber ahorrado la carrera porque...
Discípulo 2 ¡Nosotros ya sabemos que Jesús ha resucitado!
Emaús ¿Síí? ¿De verdad?
Discípulo 1 ¡Claro que sí! Lo hemos visto dos veces. Pero, si es Jesús el que estaba con nosotros, enterándose de la conversación. Jesús, cuéntanos, pero mejor que sea a través de José.

Peticiones.
Por Don Carlos Osoro, nuestro nuevo arzobispo, para que en las cartas que nos escribirá a los niños y niños nos ayude a querer a Jesús. Roguemos al Señor.
Por los que tienen dudas y viven tristes, para que se encuentren con Jesús. Roguemos al Señor.
Por las personas que están sufriendo la crisis, para que los mayores encuentren soluciones para volver a tener todos trabajo. Roguemos al Señor.
Por los niños que nos preparamos para la primera comunión, para que vivamos con ilusión lo más importante de esta fiesta, el encuentro con Jesús vivo y resucitado. Roguemos al Señor.
Por nosotros, para que sintamos cada día muy cerca a Jesús. Roguemos al Señor.

Ofrendas.
Una trompeta, un cartel con la palabra vida, un bastón de peregrino, un pan grande partido y una jarra con vino junto a la Biblia, el pan y vino.




















FUENTES
Textos bíblicos: www.archivalencia.org
Comentarios a las lecturas: Lectio Divina para cada día del año 4. Verbo Divino.
Comentarios a los salmos: Noel Quesson. 50 Salmos para todos los días. Tomo II. Paulinas. Carlos G. Vallés. Busco tu rostro. Orar los Salmos. Sal Terrae. En www.mercaba.org ( en el pan de la Palabra de Dios).

Preguntas para reflexionar y dinámica para educadores: Diálogos Semanales con Jesús – Libro 3. Verbo Divino.

Dinámica para niños: Tiempos Litúrgicos – Ciclo B de Juniors m.d.

Misa de niños: Misa familiar de Javier Leoz. En www.mercaba.org (Javier Leoz) y Tiempos Litúrgicos – Ciclo B de Juniors m.d. Evangelios Escenificados (trabajo realizado por los salesianos).

Dibujos: www.diocesismalaga.es y www.cruzblanca.org

domingo, 5 de abril de 2009

Triduo Pascual: Vigilia Pascual


Significado.
Con la llegada de la noche nos encontramos en el corazón de las celebraciones de la Semana Santa. Es la hora de la gran Vigilia Pascual, “la madre de todas las vigilias”, en palabras de San Agustín.
Esta fiesta, la más cristiana y la más importante de todas las fiestas, tiene sus raíces en la pascua judía, que se celebraba el 14 del mes de primavera de nisán, conmemorando la liberación de la esclavitud de Egipto. En ella los judíos conmemoraban todas las maravillas que Dios ha hecho en el curso de la historia: la liberación de la mano de los enemigos, la entrega de la alianza en el monte Sinaí, los portentos del éxodo (maná, codornices, fuente de Meribá, derrota de los enemigos,...) y la entrada en la tierra prometida. Pero no era sólo un recuerdo, sino que lo acontecido en el pasado se hacía realidad en el presente. Dios no sólo redimió a Moisés y sus contemporáneos, sino también a aquellos que celebraban año tras año la Pascua, a su Pueblo.
Jesús al morir en la cruz inaugura la nueva y definitiva Pascua y así lo comprendió el evangelista san Juan, quien tuvo especial cuidado de mostrar la correspondencia entre los acontecimientos de la pascua judía y los misterios de la vida de Jesús: Él es el nuevo Moisés que conduce a su pueblo a la libertad, lo alimentá con el nuevo maná (la eucaristía) y le da a beber de la fuente de aguas vivas. Él es la serpiente de bronce, y todos los que lo miran con fe se salva. Él es la luz que brilló en las tinieblas y guía al nuevo pueblo de Israel a través del desierto. Él es el verdadero cordero pascual al que no le quiebran los huesos (Éxodo 12, 46). Cordero crucificado a la hora en que los corderos pascuales están siendo degollados en el templo

Elementos de este día:
-Celebración de la luz:
Fuera de la Iglesia se enciende una hoguera, el pueblo se reúne en círculo alrededor del fuego.
La Pascua es el nuevo comienzo del mundo. La creación concluyó el séptimo día (Sábado) con el descanso de Dios. Nos encontramos en el primer día de la semana, el primero de la nueva creación, simbolizada en el fuego nuevo y la nueva luz. Si bien el fuego tiene vestigios paganos, las palabras del sacerdote se encargan de disiparlos, es la luz de los que velan la llegada del Señor.
Bendición del fuego nuevo y encendido del Cirio Pascual, el más grande y hermoso de todos los que hay en la Iglesia. En él se encuentran grabados:
la cruz (): el Resucitado es el Crucificado.
el Alfa () y la Omega (), es decir, las primeras letras del alfabeto griego, en referencia a las palabras del Apocalipsis (“Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, Ap 22, 13).
el año correspondiente (2009), por cuanto Cristo es el Señor de los tiempos y cada año está traspasado por Él.
También se incrustan cinco granos de incienso en referencia a las cinco llagas de la cruz.
Procesión de entrada y encendido de las velas, mientras el sacerdote aclama: “Luz de Cristo”. De este modo todos se encaminan al interior de la Iglesia a oscuras. La luz se distribuye, iluminando a la Iglesia.
Pregón Pascual: canto de alegría en el que se alaba a Dios por todo lo que representa esta noche y se canta al cirio, recuerdo de la columna de fuego que acompañó la noche del paso del Mar Rojo a los hijos de Israel.
Liturgia de la Palabra:
Nueve lecturas que culminan con el evangelio recuerdan los momentos de luz del Antiguo Testamento. Si bien por motivos pastorales se puede reducir el número de lecturas. El plan del Antiguo Testamento encuentra su cumplimiento y realización en el Nuevo Testamento.
Gloria: entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento se entona este canto, que expresa alabanza, adoración y súpñica humilde.
Lectura de la Carta de San Pablo.
Aleluya: omitido durante la cuaresma es un canto de alabanza, gozo y victoria.
Evangelio de la Resurrección.
Homilía.
Liturgia bautismal:
En recuerdo de los bautismos realizados esta noche, especialmente durante los primeros siglos.
Letanías o invocación de los santos, la Iglesia a la que va a integrarse el bautizado.
Bendición del agua.
Renovación de las promesas bautismales.
Aspersión.
Oración Universal.
Liturgia Eucarística.

Lecturas de la misa.
Primera lectura.

Lectura del libro del Génesis 1,1-2,2
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, la tiniebla. Y el Aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Qué exista la luz. Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de las tinieblas: llamó Dios a la luz "Día"; a las tinieblas "Noche"; pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.
Y dijo Dios: Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas: E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda "Cielo". —Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y dijo Dios: Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes. Y así fue. Y llamó Dios a los continentes "Tierra" y a la masa de las aguas la llamó "Mar". Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: Verdee la tierra hierba verde, que engendren semillas y árboles frutales que den fruto según su especie, y que lleven semilla sobre la tierra. Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. —Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios: Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo para dar luz sobre la tierra. Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, y la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. -Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Y dijo Dios: pululen las aguas un pulular viviente, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo. Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hace pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo diciendo: Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar, que las aves se multipliquen en la tierra. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios: Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Creced y multiplicáos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces de mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.
Y dijo Dios: Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra. A todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento. Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Quedaron concluidos el cielo y la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.
Palabra de Dios

Salmo responsorial.
Salmo 103
R./ Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R./

Asentaste la tierra sobre tus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R./

De los manantiales sacas los ríos
para que fluyan entre los montes,
junto a ellos habitan las aves del cielo
y entre frondas se oye su canto. R./

Desde tu morada riegas los montes,
y la tierra se sacia de tu acción fecunda;
haces brotar hierba para los ganados
y forrajes para los que sirven al hombre. R./

¡Cuántas son tus obras Señor!,
y todas las hiciste con sabidurías,
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R./

O bien:
Salmo 32
R./ La misericordia del Señor llena la tierra.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales.
El ama de justicia y de derecho,
Y su misericordia llena la tierra. R./

La palabra del señor hizo el cielo,
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano. R./

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
y se fija en todos los hombres. R./

Nosotros guardamos al Señor:
Él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R./

Segunda lectura.

Lectura del libro del Génesis 22,1-18
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán llamándole:
— ¡Abrahán!
Él respondió:
— Aquí me tienes.
Dios le dijo:
—Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moría y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.
Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: "Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar y después volveremos con vosotros."
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre: "Padre" Él respondió: "Aquí estoy, hijo mío." El muchacho dijo: "Tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero para el sacrificio?" Abrahán contestó: "Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío."
Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
— ¡Abrahán, Abrahán!
Él contestó:
—Aquí me tienes.
El ángel le ordenó:
—No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, Tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó aquel sitio "El Señor ve", por lo que se dice aún hoy "El monte del Señor ve".
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:
—Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu único hijo, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.
Palabra de Dios

Salmo 15
R./ Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R./

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan en mies entrañas,
y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R./

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua en tu derecha. R./

Tercera lectura.

Lectura del libro del Éxodo 14, 15-15,1
En aquellos días dijo el Señor a Moisés:
— ¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y todo su ejército, de sus carros y de los guerreros.
Se puso en marcha, el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos en medio del mar todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor el campamento egipcio desde la columna de fuego y nube sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente. Y dijo Egipto: “Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.”
Dijo el Señor a Moisés:
—Extiende tu mano sobre el mar y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios huyendo iban a su encuentro y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por el seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar: Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:
No se concluye con el Palabra de Dios.


Salmo responsorial-
Ex 15, 1-6, 17-18
R./ Cantaré al Señor, sublime es su victoria.

Cantaremos al Señor, sublime es su victoria:
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor, él es mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R./

El Señor es un guerrero,
su nombre es el Señor.
Los carros del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el Mar Rojo a sus mejores capitanes. R./

Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R./

Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás. R./
Cuarta lectura.
Lectura del libro del profeta Isaías 54, 5-14
El que te hizo te tomará por esposa: su nombre es el Señor de los Ejércitos, Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra. Como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor; como a esposa de juventud, repudiada -dice tu Dios. Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero con misericordia eterna te quiero -dice el Señor, tu Redentor.
Me sucede como en tiempo de Noé: Juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; así juro no airarme contra ti ni amenazarte. Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas, no se retirará de ti mi misericordia ni mi alianza de paz vacilará -dice el Señor, que te quiere.
¡Oh, afligida zarandeada, desconsolada! Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí, y puertas de esmeralda, y murallas de piedras preciosas. Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento en la justicia. Estarás lejos de la opresión, y no tendrás que temer, y lejos del terror, que no se acercará.
Palabra de Dios

Salmo responsorial.
Salmo 29, 2.4.5-6.11.12a.13b
R./ Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R./

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante, su bondad de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo. R./

Escucha, Señor y ten piedad de mí,
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R./
Quinta lectura.
Lectura del libro de Isaías 55. 1-11
Así dice el Señor:
Oíd, sedimentos todos, acudid todos por agua, también lo que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros la alianza perfecta, la promesa que aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones; tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti; por el Señor, por tu dios, por el santo de Israel que te honra.
Buscad al señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos —Oráculo del Señor.
Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come; así será mi Palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad, y cumplirá mi encargo.
Palabra de Dios
Salmo responsorial.
Is 12, 2-3.bcd.5-6
R/. Sacaréis agua con gozo de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y mi Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
Él fue mi salvación. R./

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R./

Tañed para el señor que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión.
“Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”. R./

Sexta lectura.
Lectura del libro de Baruc 3, 9-15. 32—4, 4
Escucha, Israel, mandatos de vida, presta oído para aprender prudencia.
¿A qué se debe, Israel, que estés aún en el país enemigo, que envejezcas en tierras extranjeras, que estés impuro entre los muertos, que te cuenten con los habitantes del Abismo? —Es que abandonaste la fuente de la sabiduría. Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre. Aprende dónde encuentra la prudencia, el valor y la inteligencia, así aprenderás dónde se encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la paz.
¿Quién encontró su puesto o entró en sus almacenes? El que todo lo sabe la conoce, la examina y la penetra. El que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el que manda a la luz, y ella va, y le obedece temblando; a los astros, que velan gozosos en sus puestos de guardia los llama y responden: “Presentes” y brillan gozosos para su Creador.
Él es nuestro Dios y no hay otro frente a Él: investigó el camino del saber y se lo dio a su hijo Jacob, a su amado, Israel. Después apareció en el mundo y vivió entre los hombres. Es el libro de los mandatos de Dios, la ley de la validez eterna: los que guardan, vivirán, los que abandonan, morirán. Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su resplandor; no entregues a otros tu gloria ni tu dignidad a un pueblo extranjero. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor!
Palabra de Dios

Salmo Responsorial
Salmo 18

R./ Señor, tienes palabras de vida eterna

La Ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R./

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del señor es límpida
y da luz a los ojos. R./

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y eternamente justos. R./

Más precioso que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R./

Lectura del libro de Ezequiel 36, 16-28
Me vino esta Palabra del Señor: Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta, con sus acciones, como sangre inmunda fue su proceder ante mí. Entonces derramé mi cólera sobre ellos, por la sangre que habían derramado en el país, por haberlo profanado con sus idolatrías. Los esparcí entre las naciones, anduvieron dispersos por los países; según su proceder, según sus acciones los sentencié. Cuando llegaron a las naciones donde se fueron, profanaron mi santo nombre; decían de ellos:
—Estos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido.
Sentí lástima de mi santo nombre, profanado por la casa de Israel en las naciones a las que se fue. Por eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor: No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros, en las naciones a las que habéis ido. Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que soy yo el Señor —oráculo del Señor —, cuando les haga ver mi santidad al castigaros. Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.
Palabra de Dios


Salmo responsorial 41,3. 5bcd;42,3.4

R/. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.

Tiene sed de Dios
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?. R./

Cómo marchaba a la cabeza del grupo
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. R /

Envía tu luz y tu verdad;
que ellos me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R./

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R./

O bien:
Salmo 50
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro, con espíritu firme;
no me arrojes de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R./

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
Los pecadores volverán a ti. R./

Los sacrificios no te satisfacen,
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado,
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias. R.-/
Epístola.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos. 6, 3-11
Hermanos:
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con Él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a Él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha ido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús Señor Nuestro.
Palabra de Dios

Salmo responsorial.
Salmo 117,1-2.16ab-17.22-23

R./ Aleluya, aleluya, aleluya.

Dad gracias al señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R./

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré,
para contar las hazañas del Señor. R./

La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
Ha sido un milagro patente. R./

Evangelio.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 16,1-8.
En aquel tiempo María la Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras:
-¿Quién nos correrá la piedra a la entrada del sepulcro?
Al mirar vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande.
Entraron en el sepulcro y vieron un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron.
Él les, dijo:
-No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. HA RESUCITADO. Mirad el sitio donde lo pusieron. Ahora id a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis, como os dijo.
Salieron corriendo del sepulcro, temblando de espanto. Y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían.




FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN

Sábado Santo


Durante este día la Iglesia permanece en oración, en espera de la Resurrección de Cristo.
En el Oficio de Lecturas medita esta homilía: De una homilía antigua sobre el grande y santo Sábado (PG 43, 439.451.462-463)
El descenso del Señor al abismo
¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo.
Va a buscar a nuestro primer padre como si éste fuera la oveja perdida. Quiere visitar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. El, que es al mismo tiempo Dios e Hijo de Dios, va a librar de sus prisiones y de sus dolores a Adán y a Eva.
El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al verlo, nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: «Mi Señor esté con todos». Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: «Y con tu espíritu». Y, tomándolo por la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz».
Yo soy tu Dios, que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te digo que tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: "Salid", y a los que se encuentran en las tinieblas: "Iluminaos", y a los que duermen: "Levantaos".
A ti te mando: Despierta, tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas cautivo en el abismo; levántate de entre los muertos, pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos; levántate, imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona.
Por ti, yo, tu Dios, me he hecho tu hijo; por ti, yo, tu Señor, he revestido tu condición servil; por ti, yo, que estoy sobre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al abismo; por ti, me he hecho hombre, semejante a un inválido que tiene su cama entre los muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto, he sido entregado a los judíos en el huerto, y en el huerto he sido crucificado.
Contempla los salivazos de mi cara, que he soportado para devolverte tu primer aliento de vida; contempla los golpes de mis mejillas, que he soportado para reformar, de acuerdo con mi imagen, tu imagen deformada; contempla los azotes en mis espaldas, que he aceptado para aliviarte del peso de los pecados, que habían sido cargados sobre tu espalda; contempla los clavos que me han sujetado fuertemente al madero, pues los he aceptado por ti, que maliciosamente extendiste una mano al árbol prohibido.
Dormí en la cruz, y la lanza atravesó mi costado, por ti, que en el paraíso dormiste, y de tu costado diste origen a Eva. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te saca del sueño del abismo. Mi lanza eliminó aquella espada que te amenazaba en el paraíso.
Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celeste. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era sino imagen del verdadero árbol; yo soy el verdadero árbol, yo, que soy la vida y que estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilara; ahora te concedo que el querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva.
El trono de los querubines está a punto, los portadores atentos y preparados, el tálamo construido, los alimentos prestos; se han embellecido los eternos tabernáculos y moradas, han sido abiertos los tesoros de todos los bienes, y el reino de los cielos está preparado desde toda la eternidad».

Triduo Pascual: Viernes Santo


Sentido:
Hoy empezamos, propiamente, la celebración de la Pascua. Como bien significa este término, el “paso”, el tránsito de Jesús a través de la muerte a la Nueva Vida.
Hoy es el primer acto de este paso: la “Pascha Crucifixionis”, como llamaban los Santos Padres o primeros escritores cristianos. Un acto que no tiene sentido sin el segundo, la Resurrección.
Realmente constituyen dos aspectos de una gran unidad: la memoria de la Muerte el Viernes Santo está marcada por la esperanza y la victoria, mientras que la Vigilia Pascual es la celebración de la victoria de quien el viernes fue crucificado e inmolado por nuestros pecados.
Todo este día se encuentra centrado en el Cruz del Señor. Desde la medianoche el centro deja de ser el Monumento para fijar la mirada en la cruz. Ella es la protagonista del Via Crucis y de las Siete Palabras, adquiriendo su centralidad en la Acción Litúrgica de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, donde es adorada.
Pero la cruz no invita a la tristeza sino a la celebración. La comunidad cristiana proclama la Pasión del Señor y adora su Cruz como el primer acto del Misterio Pascual.
Atrás queda el color morado, la cuaresma terminó la mañana del Jueves Santo. Hoy es el color rojo, color de los mártires, recordando pedagógicamente que no estamos en un entierro ni guardando luto. Cristo Jesús, como Sumo Sacerdote en nombre de toda la humanidad, se ha entregado voluntariamente a la Muerte para salvar a todos. No es la celebración de un fracaso ni es la tragedia de un Dios impotente que es crucificado por la humanidad. Es la celebración de la victoria sobre el pecado y la muerte, la entronización de un Dios a quien no le quitan la vida, sino que la da. La misma Pasión de San Juan manifiesta al Cristo Rey, eliminando de ella todo dramatismo.
También el Viernes y el Sábado Santo están marcados por la austeridad y el ayuno, no sólo como signo penitencial sino como expresión de que la comunidad cristiana sigue la marcha de su Señor a través de la muerte. Este año abarca la liturgia. Así en estos dos días no hay celebraciones sacramentales. La Iglesia ora, celebra la Pasión y la Cruz, se reune para la meditación y la contemplación o para la alabanza de la Liturgia de las Horas, pero no celebra la eucaristía.
Esta austeridad también se manifiesta en el carácter sobrio de la celebración: ausencia de flores, de música, de campanas, desnudez del altar, el sagrario después de la Pasión abierto y vacío.

Elementos de este dia:

Via Crucis: por la mañana emprendemos el camino de la cruz, tomando las catorce estaciones en las cuales se mezclan hechos procedentes de la Biblia (condena a muerte, el cireneo, las mujeres de Jerusalén, la crucifixión,...) y de la tradición (encuentro con su madre, la Verónica, las caídas). Especialmente en los pueblos donde se han levantado en las montañas calvarios, constituye un momento de gran plasticidad para revivir el largo camino hacia la cruz. Es éste un camino tan grande que nunca lo agotaremos y es tan piadoso que nunca nos cansaremos; comprendemos y no acabamos de comprender. El misterio no está en la cruz, sino en el que la lleva y es crucificado. La cruz sola es maldición, la cruz con Cristo es fuente de bendición.
I Estación. Jesús es condenado a muerte (Lucas 23, 24-25). Ser junior muchas veces es sufrir la misma condena, el desprecio, las palabras con doble sentido, las miradas burlonas. ¿Estoy dispuesto a asumirlo por amor a Cristo?
II Estación. Jesús carga con la cruz (Isaías 53,2). Ser junior es cargar con la cruz de la formación, los encuentros, las oraciones,... a fin de poder seguir a Cristo. ¿Soy conciente de la importancia que tiene cuidar mi vida cristiana para ser un buen monitor o educador/a?
III Estación. Jesús cae por primera vez (Isaías 53, 3). Ser junior es asumir el fracaso, de una reunión, de un juego, de un campamento,... y a la vez tener el valor de emprender con más ilusión. ¿Cómo vivo los fracasos, rezo a Dios para que me levante?
IV Estación. Jesús se encuentra con su madre (Lc 2, 51). Ser junior es amar a María, la Madre de Jesús, encontrar en ella el modelo de entrega a Dios, rezarle y encomendarle los proyectos y las iniciativas, contar con María. ¿Qué lugar ocupa la Virgen María en mi vida como junior?
V Estación. Simón de Cirene ayuda a Jesús (Mt 27, 32). En nuestro camino como educadores encontramos niños que llevan la cruz, bien desde sus casas (problemas en el hogar) bien por sus amigos o por la soledad que sienten en un campamento. ¿Nos preocupamos de ellos, los vemos, nos acercamos, les escuchamos y les hablamos?
VI Estación. La Verónica enjuga el rostro de Jesús (Mt 26, 10). Siempre hay una lágrima que limpiar a lo largo del curso, en una convivencia, en un campamento. Pero, ¿la vemos en el monitor que lo está pasando mal, en el cansancio del consiliario?
VII Estación. Jesús cae por segunda vez (Isaías 53, 4-5). Caemos, sí. Nos cansamos de ir semana tras semana de reunión, campamento, convivencia, encuentro de zona, día junior,... Pero levantamos la cabeza y ¿descubrimos la razón de nuestro ser junior, que no es el pasárselo bien sino el servir a Cristo?
VIII Estación. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén (Lc 23, 38). Hablar es muy fácil, sentir compasión por los demás también. Pero, ante el sufrimiento del educador que lo está pasando mal o del niño que llora, ¿actuamos, ayudándole a cargar con su cruz?

IX Estación. Jesús cae por tercera vez (Isaías 53, 6). A veces las caídas llegan cuando menos lo esperábamos. Se llaman crisis de fe y no hay edad. Pero ante las caídas ¿recurrimos a Dios, mediante la lectura de la Biblia, la oración, el consejo de un sacerdote, los sacramentos de la reconciliación y la eucaristía? o más bien, ¿preferimos quedarnos así, abandonar los juniors y la Iglesia?
X Estación. Jesús es despojado de sus vestiduras (Mateo 27, 33-35). No es fácil despojarse. Y sin embargo lo hacemos. Nos despojamos de la familia, los amigos, la fiesta del sábado y lo hacemos para ir de campamento o convivencia. Pero, ¿por qué lo hacemos? ¿por qué nos lo pasamos bien o porque nos sentimos educadores y por tanto servidores de Cristo, apóstoles suyos llamados a anunciar el Evangelio a los niños?
XI Estación. Jesús es clavado en la cruz (Juan 12, 32). La oración muchas veces es un clavarse a la cruz de Cristo, lo mismo la misa. Es estar ahí con él. Aunque no me diga nada, aunque me aburra o me vengan mil pensamientos. Pero estar ahí porque Jesús está ahí.
XII Estación. Jesús muere en la cruz (Filipenses 2, 8). Es lo más grande que Dios ha realizado por la humanidad, pero, realmente, como junior, ¿lo es para mí? ¿transmito a los niños la pasión de Cristo por ellos?
XIII Estación. Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre (Lucas 2, 34): cada día Jesús baja de la cruz del altar y se entrega a mí en la Eucaristía. Mis manos son como el regazo de María, que acoge a Cristo, no muerto sino vivo. Y sin embargo, a pesar de ser junior, de haber recibido el crismón, la pañoleta, la cruz y la palabra, de haber sido bautizado y confirmado y de la ilusión con que tomé la primera comunión, me aparto de la cruz, no voy a misa y si voy, como no me gusta confesarme, no comulgo. ¿Por qué?
XIV Estación. Jesús es sepultado (Filipenses 2, 9-11). También nosotros muchas veces lo sepultamos, lo escondemos de los niños. ¿Para qué hablarles de Dios y si se nos van? Parece que tengamos vergüenza de mostrarles a Jesús y preferimos que esté en el sepulcro, colocamos la losa del juego, la cena, la fiesta que impida ver a Jesús. ¿Qué lugar ocupa Jesús en la vida del Centro Junior, la oración al comenzar la actividad y al sepulcro del olvido?
Meditación de las Siete Palabras: si bien antes constituía uno de los momentos más importantes del Viernes Santo con los Sermones de las Siete Palabras y los elocuentes oradores sagrados, actualmente tiene también su sentido. A mitad del día, la comunidad se reúne entorno a la cruz para escuchar-meditar-contemplar las palabras que Jesús pronunció desde ellas. Desde la austeridad de este día. Las Siete Palabras constituyen el pentagrama reducido a dos líneas en una cruz y con dos notas con común denominador: Amor a Dios y amor al ser humano.
1ª “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). ¿También podrás perdonarnos nuestra indiferencia ante tu Palabra?
2ª “Hoy estarás conmigo en el Paraíso? (Lc 23,43). ¿Tendré que esperar al final de mi vida para pedirte un trozo de esa ciudad en la que Tú vives?
3ª “He aquí a tu hijo: he aquí a tu madre” (Jn 19, 26). ¿Siento a María cercana a mi fe?
4ª “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27, 46). ¿Son nuestras manos la prolongación de su presencia?
5ª “Tengo sed” (Jn 19, 28) ¿Tengo sed de Dios?
6ª “Todo está cumplido” (Jn 19, 30) ¿Seré capaz de despojarme de aquello que me impide ser buen junior?
7ª “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). ¿Me siento sostenido por la presencia de Dios o dudo de su aliento?
Acción Litúrgica de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Siguiendo el orden cronológico de la Pasión, tiene lugar a primeras horas de la tarde, alrededor de las tres, hora en que Jesús fue crucificado, si bien, por motivos pastorales se celebra más tarde. En ella el centro es la cruz.
Elementos:
Liturgia de la Palabra: la ceremonia comienza de una manera escueta. El celebrante y los ministros se aproximan al altar en silencio, el sacerdote se postra ante él. Todos rezan en silencio durante unos segundos. A continuación el celebrante lee la oración colecta y después todos se sientan para escuchar las lecturas.
Isaías 52, 13-53, 12: nos presenta al siervo paciente, figura profética de Cristo que en su pasión es el “varón de dolores”. En él se contiene todo: sus humillaciones y sufrimientos, el rechazo por parte del pueblo, su muerte redentora e incluso los detalles de la pasión como “fue traspasado por nuestros pecados”. Pero lejos de ser un episodio oscuro, en él se contiene un rayo de esperanza. Desde la primera línea el poema apunta a la victoria final y concluye con la exaltación.
Salmo 30, 2 y 6, 12-13,15-16.17 y 25: oración de quien como Cristo experimenta el sufrimiento y el abandono. En ella encontramos una de las palabras que Jesús pronunció en la cruz.
Hebreos 4,14-16;5,7-9: nos presenta a Cristo en su función sacerdotal, reconciliando a los hombres con Dios por el sacrificio de su vida. Él es a la vez el sacerdote y la víctima, oferente y ofrenda, nuestro mediador con el Padre.
Juan 18, 1-19,42: toda la narración está impregnada de una atmósfera de paz y serenidad. Cristo, y no sus enemigos, es quien domina la situación. No hay coacción: él libremente se encamina hacia su ejecución. De este modo la cruz se transforma en la revelación suprema del amor de Dios. En ella se revela como rey (corona de espinas y burlas de los soldados), juez (ante sus palabras y ante su cruz nos encontramos condenados o justificados) y salvador (reúne a su pueblo alrededor de la cruz). La Iglesia, representada en la túnica sin costura, queda formada. Jesús desde la cruz constituye a María madre de todos los vivientes y desde allí entrega su espíritu, inaugurando el periodo final en el que los creyentes adorarán “en espíritu y verdad”. De su costado brota sangre y agua, símbolos de salvación y del Espíritu que da vida. Cristo se muestra como el verdadero cordero pascual al que no le quiebran los huesos.
Oración universal: por la Iglesia,el Papa, los ministros y los fieles, los catecúmenos, la unidad de los cristianos, los judíos, los que no creen en Cristo, los que no creen en Dios, los gobernantes y los atribulados (enfermos, padecen hambre, perseguidos, encarcelados, emigrantes, desterrados, los que viajan y los moribundos). Con ello en la función sacerdotal de la Iglesia se eleva la oración por todos los que han sido llamados a participar de la Salvación de Cristo.
Adoración de la cruz: el viernes santo se omite la parte central de la misa, la Plegaria Eucarística y por tanto, la consagración. En su lugar tenemos la emotiva adoración de la cruz. En ella contemplamos y adoramos “el árbol de la cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo”, mientras se cantan los improperios que relatan lo que ha hecho Dios por su pueblo: los sacó de Egipto, los condujo a través del desierto, los alimentó con el maná, mientras el pueblo lo trata con desprecio. En ellos nos encontramos nosotros. Son así una invitación a dejar que Cristo nos reproche, nos recuerde todo lo que ha hecho y hace por nosotros, mientras preferimos servir a otros dioses y lo crucificamos con nuestra indiferencia, apatía y pasotismo ante lo religioso.
Rito de la comunión: el altar se cubre con un mantel y sobre él se coloca el corporal y el misal. Es llevado el santísimo, se dicen las oraciones acostumbradas antes de la comunión (Padrenuestro,...), en silencio se distrubuye entre los fieles. Cuando todos han comulgado , se guarda silencio unos minutos, se reserva y concluye la celebración con una oración, sin despedida ni canto final. El altar queda desnudo, el sagrario vacío, solamente la cruz. Nada distrae la atención. La Iglesia permanece vigilante junto a la cruz del Señor, como la esposa fiel a su Amado.
Procesión del Santo Entierro: recordando su sepultura.
La Liturgia de las Horas: durante este día la Iglesia sigue rezando con los salmos y textos en esta oración, oficial de la Iglesia. Ella como el justo ora siete veces al día, centrando su corazón en Dios.


















Lecturas de la misa.

Lectura del Profeta Isaías 52,13-53,12.
Mirad, mi siervo tendrá éxito,
subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él,
porque desfigurado no parecía hombre,
ni tenía aspecto humano;
así asombrará a muchos pueblos:
ante El los reyes cerrarán la boca,
al ver algo inenarrable
y contemplar algo inaudito.
¿Quién creyó nuestro anuncio?
¿A quién se reveló el brazo del Señor?
Creció en su presencia como un brote,
como raíz en tierra árida,
sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente,
despreciado y evitado por los hombres,
como un hombre de dolores,
acostumbrado a sufrimientos,
ante el cual se ocultan los rostros;
despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos
y aguantó nuestros dolores;
nosotros lo estimamos leproso,
herido de Dios y humillado,
traspasado por nuestras rebeliones,
triturado por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable vino sobre él,
sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas,
cada uno siguiendo su camino,
y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Maltratado,
voluntariamente se humillaba
y no abría la boca;
como un cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron.
¿Quién meditó en su destino?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
por los pecados de mi pueblo lo hirieron.
Le dieron sepultura con los malhechores;
porque murió con los malvados,
aunque no había cometido crímenes,
ni hubo engaño en su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento.
Cuando entregue su vida como expiación,
verá su descendencia, prolongará sus años;
lo que el Señor quiere prosperará por sus manos.
A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará; con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes,
con los poderosos tendrá parte en los despojos; porque expuso su vida a la muerte
y fue contado entre los pecadores,
y él tomó el pecado de muchos
e intercedió por los pecadores



SALMO RESPONSORIAL
Sal 30,2 y 6. 12-13. 15-16. 17 y 25

R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor.


Lectura de la carta a los Hebreos 4,14-16; 5,7-9.
Hermanos:
Tenemos un Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús el Hijo de Dios-. Mantengamos firmes la fe que profesamos.
Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno.
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su actitud reverente. El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación eterna.
Sacerdote Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18,1-19,42.

Narrador En aquel tiempo Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:
 -¿A quién buscáis?
Narrador Le contestaron:
Sinagoga -A Jesús el Nazareno.
Narrador Les dijo Jesús:
 -Yo soy.
Narrador Estaba también con ellos Judas el traidor. Al decirles «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
 -¿A quién buscáis?
Narrador Ellos dijeron:
Sinagoga -A Jesús el Nazareno.
Narrador Jesús contestó:
 -Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.
Narrador Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
 -Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?
Narrador La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año, el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.»
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Ese discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera, a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro:
Sinagoga -¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?
Narrador El dijo:
Sinagoga -No lo soy.
Narrador Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina.
Jesús le contestó:
 -Yo he hablado abiertamente al mundo: yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.
Narrador Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
Sinagoga -¿Así contestas al sumo sacerdote?
Narrador Jesús respondió:
 -Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?

Narrador Entonces Anás lo envió a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:
Sinagoga -¿No eres tú también de sus discípulos?
Narrador Ello negó diciendo:
 -No lo soy.
Narrador Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
Sinagoga -¿No te he visto yo con él en el huerto?
Narrador Pedro volvió a negar, y en seguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era el amanecer y ellos no entraron en el Pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos y dijo:
Sinagoga -¿Qué acusación presentáis contra este hombre?
Narrador Le contestaron:
 -Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.
Narrador Pilato les dijo:
Sinagoga -Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.
Narrador Los judíos le dijeron:
Sinagoga -No estamos autorizados para dar muerte a nadie.
Narrador Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
Sinagoga -¿Eres tú el rey de los judíos?
Narrador Jesús le contestó:
 ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?
Narrador Pilato replicó:
Sinagoga -¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?
Narrador Jesús le contestó:
 -Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.
Narrador Pilato le dijo:
Sinagoga -Conque, ¿tú eres rey?
Narrador Jesús le contestó:
 -Tú lo dices: Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.
Narrador Pilato le dijo:
Sinagoga -Y, ¿qué es la verdad?
Narrador Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
Sinagoga -Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
Narrador Volvieron a gritar:
Sinagoga -A ése no, a Barrabás.
Narrador Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
Sinagoga -¡Salve, rey de los judíos!
Narrador Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

Sinagoga -Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.
Narrador Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
Sinagoga -Aquí lo tenéis.
Narrador Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias gritaron:
Sinagoga -¡Crucifícalo, crucifícalo!
Narrador Pilato les dijo:
Sinagoga -Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.
Narrador Los judíos le contestaron:
Sinagoga -Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.
Narrador Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el Pretorio, dijo a Jesús:
Sinagoga -¿De dónde eres tú?
Narrador Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:

Sinagoga -¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?
Narrador Jesús le contestó:
 -No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.
Narrador Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
Sinagoga -Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César
Narrador Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal en el sitio que llaman «El Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.
Y dijo Pilato a los judíos:
Sinagoga -Aquí tenéis a vuestro Rey.
Narrador Ellos gritaron:
Sinagoga -¡Fuera, fuera; crucifícalo!
Narrador Pilato les dijo:
Sinagoga -¿A vuestro rey voy a crucificar?
Narrador Contestaron los sumos sacerdotes:
Sinagoga -No tenemos más rey que al César.
Narrador Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDIOS.
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:
Sinagoga -No escribas «El rey de los judíos», sino «Este ha dicho: Soy rey de los judíos.
Narrador Pilato les contestó:
Sinagoga -Lo escrito, escrito está.
Narrador Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
Sinagoga -No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca.
Narrador Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica.»
Esto hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
 -Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Narrador Luego dijo al discípulo:
 -Ahí tienes a tu madre.
Narrador Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
 -Tengo sed.
Narrador Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre dijo:
 -Está cumplido.
Narrador E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparacion, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para las judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Sacerdote Palabra del Señor.